Retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas

 

Retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas 8Burgos)

Retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas. Nptable obra renacentista construida por Juan de Esparza.

 

 

Introducción

El retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas es una obra renacentista de gran valía, que da esplendor a este templo religioso. Tanto la iglesia como el aledaño Arco Conjuradero constituyen un notable conjunto patrimonial, que bien merece la pena visitar y conocer.

En otros artículos de este blog hemos descrito y valorado el Arco Conjuradero y la iglesia de Santa Eugenia de Villegas. Ahora, profundizaremos en el arte que encierra su gran retablo mayor.

Aunque antes de describir las características artísticas de este retablo dedicado a Santa Eugenia, nos centraremos en la autoría del mismo. A continuación, efectuaremos una breve referencia de la vida de esta mártir cristiana.

Autoría: Juan de Esparza

Aunque todavía se sigue considerando que el autor de este retablo fue Domingo de Amberes, existen referencias fiables que revelan que el verdadero autor es Juan de Esparza, un escultor vasco que desarrolló su trabajo en Burgos durante treinta años, desde 1563 hasta 1593, y que probablemente aprendiera su arte en el taller de Domingo de Amberes.

¿Quién tuvo el mérito de descubrir esta autoría?

Pues fue Alberto C. Ibáñez Pérez, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Burgos, el que reveló este hallazgo, en 1991, en una pequeña publicación (Boletín del Seminario de Arte Y Arqueología: BSAA, tomo 57, págs. 341-352) Este insigne profesor, investigando en el Archivo Provincial de Burgos (AHP), descubrió un documento de 1571 que identificaba a Juan de Esparza como autor del citado retablo, refiriéndolo como sigue: “La escritura de toma de un préstamo de 100 ducados por parte del cura de Villegas, Juan Gutiérrez de la Calle, nos permite conocer con plena exactitud que fue Juan de Esparza el autor de este retablo”.

Alberto Ibáñez, refiere la fuente concreta que avala su descubrimiento: “AHP. Burgos. PN. Leg. 3148, fol, 371. A. de Santotis. 28-septiembre-1571. Obligación del escultor Juan de Esparza de pagar los intereses del censo tomado por el cura de Villegas para pagar al escultor parte de lo que se le debe por la hechura del retablo mayor para dicha iglesia.”

¿Por qué Juan de Esparza debía pagar los intereses del importe del retablo que estaba construyendo?

Parece que Juan de Esparza estaba atravesando cierta estrechez económica por una mala gestión de su patrimonio, con impago de deudas, por lo que fue denunciado a los tribunales competentes. Para salir airoso de tal trance, aceptó que le hipotecaran el importe que debía cobrar por la hechura del retablo de Santa Eugenia. Además, para paliar su estado de necesidad, acordó con el citado párroco de Villegas cobrar de una sola vez una importante cantidad de dinero, los citados 100 ducados mediante el correspondiente préstamo. Esta estrategia conllevaba un cierto coste: el pago de los intereses corría por cuenta del escultor. De esta suerte, los pagadores, muchas veces los propios vecinos de la parroquia, se ahorraban una importante cantidad de la deuda, que, en algunos casos, según Alberto Ibáñez, alcanzaba la mitad de la misma.

De todas formas, el hecho de que fuera el artista contratante y, por tanto, el titular de la obra, no impide que otros escultores de su taller participaran activamente en la construcción de sus obras, destacando el papel de su hijo, Juan Esparza, el Mozo.

¿Quién fue Santa Eugenia?

Según lo referido en el tomo XV de “Vidas de los Santos”, de Alban Butler, sacerdote católico y hagiógrafo, Santa Eugenia nació en el año 183, siendo sus progenitores ciertamente ilustres: su padre, Felipe, gobernador general del emperador Cómodo, en Egipto; su madre, Claudia, emparentada con el propio emperador.

Eugenia se educó en Alejandría, donde residían sus padres, en un ambiente culto, en el que adquirió relevantes conocimientos en letras, artes y ciencias. Tanto es así que llegó, incluso, a leer las cartas de San Pablo, presuntamente proporcionadas por sus esclavos Proto y Jacinto. Este hecho fue decisivo para que se convirtiera al cristianismo y, luego, consagrara su virginidad a Cristo, a los 16 años.

Como sus padres decidieron casarla, en contra de su voluntad, con un joven de alcurnia, se vio obligada a huir de la ciudad, disfrazándose de hombre, en compañía de sus dos esclavos. De esta guisa, llegaron hasta las inmediaciones de un monasterio, donde oyeron cantar a los monjes el salmo: «Los dioses de los gentiles son demonios; el que nosotros adoramos es el verdadero Dios, creador del cielo y de la tierra«. Este hecho fue definitivo para que ingresaran en el cenobio, en el que su abad, San Elio (21 de julio), la bautizó con el nombre de Eugenio.

Abad de convento y sanadora por obra divina

Según la leyenda, Eugenia, convertida en el monje Eugenio, recibió del señor el don de sanar y hacer milagros. Así, a la muerte de Elio, la comunidad le eligió abad, cargo que llevó con gran humildad y grandes demostraciones de cariño para sus monjes, sanando a bastantes con sus oraciones o simplemente al tocarlos. Todo discurría con placidez y ventura hasta que se cruzó en su camino Melania, una dama tocada por el hálito de Belcebú, pues tras ser sanada por el joven abad de una enfermedad que sufría, intentó seducirlo infructuosamente y, al verse despechada, acabó acusándole de violación ante el gobernador, Felipe, su propio padre.

En tal tesitura, ante el mal cariz de los acontecimientos, no le quedó otro remedio que abrir su hábito para mostrar sus femeninos pechos. Su padre, en vez de enfadarse, se alegró mucho al recuperar a su hija, que creía perdida para siempre. Poco más tarde, tras narrar su historia, sus padres se convirtieron al cristianismo.

Martirio en Roma

Tras una fecunda y santa vida, Eugenia sufrió martirio en Roma, en época del emperador Galieno. Primero, decidieron sacrificarla en el templo de Diana, con mal resultado para los verdugos, pues el templo se derrumbó, por lo que la acusaron de practicar magia. A continuación, la arrojaron al Tíber con una piedra al cuello, mas la soga se rompió y Eugenia emergió sin menoscabo alguno. Posteriormente, se la arrojó a una hoguera, pero las llamas del hipocausto de las termas de Severo, donde decidieron quemarla, se apagaron absolutamente, enfriándose súbitamente el agua de baño.

Finalmente, la volvieron a capturar para decapitarla, esta vez con éxito, un 25 de diciembre del año 262, siendo enterrada en las catacumbas de Aproniano en la Vía Latina. Sus reliquias se guardan en la iglesia de los Santos Apóstoles de Roma. Su culto es muy antiguo. Así, en Rávena, era venerada desde el siglo VI, apareciendo representada en la basílica de San Apolinar, junto a Proto y Jacinto.

Descripción artística del retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas

Este retablo renacentista está constituido por un banco, tres cuerpos y Calvario en el ático, con tres calles, rodeadas a los lados por dos entrecalles que se unen a la porción central adoptando una disposición francamente angulada, a fin de adaptarse al poligonal presbiterio.

Alberto Ibáñez, gran conocedor de la obra de Juan de Esparza, aseguró que este artista fue un autor integral de retablos, pues se encargó tanto de diseñar su estilo arquitectónico cuanto de esculpir las diversas imágenes de los mismos, relieves y estatuas exentas. Así, en el retablo mayor de Santa Eugenia de Villegas, utilizó los órdenes clásicos (jónico y corintio, especialmente) en el diseño de los capiteles que remataban los fustes de las columnas, apoyadas sobre las correspondientes basas.

El entablamento (conjunto de piezas situadas inmediatamente por encima de las columnas), propio del renacimiento del último tercio del siglo XVI, muestra una decoración geométrica a base de molduras y placas en las zonas que separaban unos cuerpos de otros.

 

Tabernáculo del retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas

Tabernáculo del retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas

Tabernáculo y banco

Al contemplar este retablo nos llama la atención el gran Tabernáculo central (relicario) que ocupa el espacio del banco y de la calle central del primer cuerpo. Es muy parecido al del retablo mayor de la iglesia de Tórtoles de Esgueva, también realizado por Juan de Esparza. Tiene una traza semicircular, con tres cuerpos de proporciones decrecientes, apoyados por una especie de zócalo, en el que destacan numerosas imágenes en relieve y estatuas exentas, bien encuadradas en las dimensiones de cada cuerpo.

 

Relieve central del Tabernáculo del retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas: Oración de Jesús en el Huerto.

Relieve central del Tabernáculo del retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas: Oración de Jesús en el Huerto.

 

Observando este Tabernáculo, enseguida veremos un logrado relieve con las escenas de la Oración en el Huerto. Según el Nuevo Testamento, Jesús y sus discípulos, después de la Última Cena, dieron su paseo habitual hasta el huerto de los olivos de Getsemaní, donde Jesús, conocedor de su destino, decidió orar al tiempo que un ángel lo consolaba. Después, comunicó a los Apóstoles que pronto llegarían los soldados a detenerle, conducidos por Judas Iscariote.

En este relieve se aprecia en imágenes diagonales, superpuestas, a los Apóstoles dormidos y, en la parte superior, un ángel portando una copa en sus manos frente a Jesús arrodillado. El autor intenta romper la frontalidad del relieve con cierta perspectiva.

Estilo manierista de las imágenes del tabernáculo y banco

Según Alberto Ibáñez, las imágenes del relicario y del banco son de canon esbelto y depurada técnica, netamente manieristas, con notable individualidad en las caras, con expresiones faciales un tanto contritas, con plegados de paños de gran relieve y con un movimiento más o menos contenido. En el que se siguen exhibiendo algunos elementos del manierismo del siglo XVI, pero sin llegar nunca a la intensa expresividad de Alonso de Berruguete. El cual, huyendo del idealismo de la primera época renacentista, cargó de espiritualidad los rostros y formas de sus personajes, retorciendo, alargando y adelgazando sus cuerpos, de forma netamente desproporcionada.

 

Relieves del banco del retablo mayor de Santa Eugenia de Villegas: El Lavatorio y el Domingo de Ramos.

Relieves del banco del retablo mayor de Santa Eugenia de Villegas: el Lavatorio y el Domingo de Ramos.

 

El programa iconográfico del banco es muy diverso, dado que se alternan representaciones de las distintas etapas de la Pasión de Cristo con Virtudes y figuras de reyes y profetas del Antiguo Testamento.

 

 Relieves del banco del retablo mayor de Santa Eugenia de Villegas: el descendimiento

Relieves del banco del retablo mayor de Santa Eugenia de Villegas: el descendimiento

 

Algunas de estos relieves me parecen de una gran calidad, con una talla primorosa, plena de destreza y elegancia, como los del Lavatorio, el Domingo de Ramos, con la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, una extraordinaria Piedad, Santa Águeda, el sacrificio de Isaac, entre otros excelentes relieves.

 

Relieves del banco del retablo mayor de Santa Eugenia de Villegas: La Piedad, bellamente esculpida.

Relieves del banco del retablo mayor de Santa Eugenia de Villegas: La Piedad, bellamente esculpida.

 

Relieves del banco del retablo mayor de Santa Eugenia de Villegas: santa Águeda y el relieve del sacrifico de Isaac

Relieves del banco del retablo mayor de Santa Eugenia de Villegas: santa Águeda y el relieve del sacrifico de Isaac

 

Retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas: primer cuerpo

En el primer cuerpo ocupa la calle central gran parte del Tabernáculo, incluido en un espacio rectangular, encuadrado por columnas de fuste estriado, rematadas en capiteles jónicos. Descansando sus basas, con sus clásicas molduras (doble toro y escocia), directamente sobre el banco.

Retablo mayor de Santa Eugenia de Villegas: adoración de los pastores.

Retablo mayor de Santa Eugenia de Villegas: adoración de los pastores.

 

Si ahora nos fijamos en las calles adyacentes, las laterales, observaremos en la de la derecha, según contemplamos el conjunto, el relieve de la Adoración de los pastores.

 

Relieve de la dormición de la Virgen en la calle izquierda primer cuerpo

Relieve de la dormición de la Virgen en la calle izquierda primer cuerpo

 

Mientras que en la calle izquierda veremos un insólito relieve de la Dormición de la Virgen. Pues, aunque está postrada y cubierta con ropa de cama, no parece dormida sino, muy al contrario, incorpora su torso para tocar con su mano derecha al imberbe San Juan. Mientras que con los dedos separados y extendidos de su mano izquierda parece señalar a San Pedro, situado enfrente de ella.

 

San Pablo en la entrecalle dercha del primer cuerpo

San Pablo en la entrecalle derecha del primer cuerpo

 

En las entrecalles de este primer cuerpo apreciaremos las estatuas exentas de San Pedro y de San Pablo, de formas rotundas, marcada anatomía y ropajes de evidentes pliegues, a la izquierda y derecha, respectivamente.

 

San Pedro en la entrecalle izquierda del primer cuerpo.

San Pedro en la entrecalle izquierda del primer cuerpo.

Segundo cuerpo del retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas.

Este cuerpo está dedicado a Santa Eugenia. Veámoslo.

 

Estatua exenta de Santa Eugenia en la calle central del segundo cuerpo

Estatua exenta de Santa Eugenia en la calle central del segundo cuerpo

 

En la calle central aparece una estatua exenta de esta mártir, de notables proporciones, con talla menos fina que la exhibida en los relieves del banco y tabernáculo. Está incluida en una hornacina, ornada con columnas de orden corintio y rematada por un arco escarzano (arco rebajado, arco menor de una semicircunferencia).  La docta Eugenia porta en su mano izquierda un libro en tanto que en la derecha alza una hoja de palma.

La mártir se abre el hábito para mostrar sus pechos, revelando, así, que no era Eugenio sino Eugenia, imposible de violar a Melania (calle lateral derecha 2º cuerpo)

La mártir se abre el hábito para mostrar sus pechos, revelando, así, que no era Eugenio sino Eugenia, imposible de violar a Melania (calle lateral derecha 2º cuerpo)

 

Relieves de la calle lateral derecha

En la calle lateral derecha (desde la visión del espectador), observaremos un relieve que narra un episodio de la vida de Santa Eugenia, el momento en que se abre el hábito para mostrar sus pechos al gobernador de Egipto, Felipe, su propio padre, con objeto de descubrir su sexo femenino, que la exculpaba inequívocamente del delito de violación, lo que permitió que saliera airosa de la falsa acusación de la truculenta Melania.

 

Relieve que muestra el momento en que el verdugo se dispone a decapitar a Eugenia.

Relieve que muestra el momento en que el verdugo se dispone a decapitar a Eugenia.

 

Relieves de la calle lateral izquierda

En la calle lateral izquierda, apreciaremos el relieve que muestra el momento en que el verdugo se dispone a decapitar a Eugenia, para convertirse en mártir y santa. Si nos fijamos bien, veremos a Eugenia de rodillas, aferrándose con su mano derecha al brazo izquierdo del verdugo, quien, a su vez, agarra con su mano izquierda el cuello de la santa, en tanto que con la diestra empuña la espada homicida.

A la derecha y junto al verdugo aparece un personaje barbado, con túnica roja, que sostiene en su mano izquierda una especie de cetro de mando, por lo que posiblemente sea el emperador Galieno.

María Magdalena, entre San Juan Evangelista, por arriba, y San Pablo, por abajo

María Magdalena, entre San Juan Evangelista, por arriba, y San Pablo, por abajo

 

Estatuaria de las entrecalles

En las entrecalles hay también estatuas exentas, como la de Magdalena portando el ánfora de los perfumes con su mano derecha, en la entrecalle derecha; la de San Esteban, en la izquierda, según observamos el retablo. A los lados de estas entrecalles hay otras más estrechas, cuajadas de pequeñas estatuas de personajes del Antiguo y Nuevo Testamento.

Tercer cuerpo o cuerpo superior del retablo de Santa Eugenia de Villegas

En la calle central de este cuerpo superior puede verse a la Virgen María, sedente, con el niño Jesús en su regazo junto a una bola dorada, posiblemente la esfera del planeta.

 

La Virgen María con el niño Jesús, en la calle central del cuerpo superior.

La Virgen María con el niño Jesús, en la calle central del cuerpo superior.

 

Se trata de una estatua exenta, con un sutil escorzo o contrapposto de la Virgen que rompe la frontalidad y aporta cierto movimiento, a pesar de su sedente postura. Parece que lucha por salirse de su rectangular nicho, enmarcado por columnas de tipología corintia y rematado por un entablamento arquitrabado.

Relieves de las calles

En la calles adyacentes se aprecia el relieve con la Duda de Santo Tomás, a nuestra derecha, y la Presentación de Jesús en el Templo, a nuestra izquierda.

 

Cuerpo superior del etablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas: relieve de la Presentación de Jesús en el Templo.

Cuerpo superior del retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas: relieve de la Presentación de Jesús en el Templo.

 

En la Presentación de Jesús en el Templo pueden verse a San José y a la Virgen María, que apoya su mano derecha en la rodilla flexionada de Jesús, y al anciano Simeón, iluminado por el Espíritu Santo, según el Evangelio de San Juan.  Además, detrás de la Virgen, se ve una mujer que porta sobre su cabeza un cesto que parece contener las dos tórtolas que la Virgen ofreció en sacrificio. Finalmente, junto a Simeón aparece una anciana con la cabeza cubierta por una especie de tocado, que bien podría ser la profetisa Ana, que vivía en el templo y que, tras presenciar este hecho, refirió la venida del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

 

   Retablo mayor de la Iglesia de Santa Eugenia de Villegas: la duda de Santo Tomás.

Retablo mayor de la Iglesia de Santa Eugenia de Villegas: la duda de Santo Tomás.

 

En la Duda de Santo Tomás se ve a éste de rodillas con los dedos en la llaga de Jesús resucitado, que ocupa la escena central, por delante del resto de apóstoles. Llama la atención la buena talla de la anatomía del cuerpo semidesnudo de Cristo, que revela un buen conocimiento de anatomía humana por parte del autor. Algo lógico y distintivo en los artistas renacentistas, más difícil verlo en las obras de arte del gótico previo.

En las entrecalles se pueden apreciar las estatuas exentas de los dos Juanes: San Juan Evangelista, junto a la Duda de Santo Tomás; San Juan Bautista, junto al relieve de la Presentación de Jesús en el Templo.

Calvario superior

Este retablo posee un Calvario en su parte superior, con las figuras exentas y libres, no englobadas en traza arquitectónica alguna, a diferencia de la empleada en los usuales retablos.

 

Calvario del retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas (Burgos)

Calvario del retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas (Burgos)

 

A mi entender, el Calvario que remata este retablo mayor, muestra el buen hacer del imaginero que lo esculpió, Juan de Esparza. La Virgen y San Juan Evangelista convergen sus cuerpos, cubiertos de ropajes de sinuosos pliegues, en la figura central. Una buena talla de Jesús en la cruz, de armónicas proporciones, dominio anatómico manifiesto y un rostro pleno de patetismo.

 

Calvario del retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas (Burgos): patetismo en el rostro de Jesús.

Calvario del retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas (Burgos): patetismo en el rostro de Jesús.

 

Se aprecia la cabeza ceñida por la corona de espinas, con la sangre derramándose por la frente y mejillas de Jesús, párpados caídos, que no impiden ver parte del globo ocular, una recta nariz, el pelo negro, largo y ondulado, cayendo sobre los hombros y el pecho, donde también se aprecian regueros de sangre, sin faltar una barba bien trazada. La boca parcialmente abierta, deja ver los incisivos centrales y laterales.

Conclusiones

El retablo mayor de la iglesia de Santa Eugenia de Villegas es una sobresaliente obra renacentista, atribuida a Juan de Esparza, que diseñó la traza arquitectónica y materializó la imaginería.

Está constituido por un banco, tres cuerpos y Calvario en el ático, con tres calles, rodeadas a los lados por dos entrecalles, que encajan en un presbiterio poligonal. Sus relieves y estatuaria exenta muestran hechos del nuevo testamento y de la vida de Santa Eugenia, destacando un impresionante calvario en el ático. En su fisonomía se aprecia bien la mano de un extraordinario escultor, Juan de Esparza, padre.

Estoy convencido de que la contemplación del retablo mayor de esta singular iglesia contribuye a elevar integralmente nuestro nivel de salud. Como toda obra de arte de similar calidad, su visita y valoración permite abstraernos, relajarnos y, al tiempo, elevar nuestro ánimo. Aunque para su pleno disfrute son imprescindibles las labores de limpieza y rehabilitación de su estructura e imaginería.

Por todo ello, resulta crucial participar en la conservación, consolidación, rehabilitación y promoción de nuestro vasto patrimonio cultural. Véase, mediante plataformas de micromecenazgo cultural, a base de pequeñas donaciones de particulares, capaces de satisfacer parte de las necesidades restauradoras que los poderes públicos, por sí solos, no satisfacen.

En consecuencia, son muy necesarias asociaciones que tienen como objetivo fundamental la defensa, salvaguarda y puesta en valor del Patrimonio Cultural y Natural español, como Hispania Nostra. Al igual, que asociaciones de amigos del patrimonio, como la Sociedad Amigos de Villamorón y la Asociación Puentipiedra de Villegas. Gracias a ellas conservamos extraordinarias obras de arte: Arco Conjuradero e iglesia de Santa Eugenia de Villegas y la iglesia de Santiago Apóstol de Villamorón.

                                                                                                     Dr. Félix Martín Santos

 

 

4 Comentarios

  1. Gracias Félix:
    No conocía ni la iglesia, ni la bonita historia que rodea Santa Eugenia.
    Magnifica descripción del lugar, la que nos haces llegar

    A menudo, nos vamos lejos, buscando lugares que visitar y no nos damos cuenta, que tan cerca de casa, tenemos éstas maravillas.
    !Que no te falte nunca la ilusión de dar a conocer todo este patrimonio!
    Un abrazo

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    • Sí, querido Pedro, tenemos un extraordinario patrimonio, que debemos cuidar y promocionar. Como bien dices, no hay que recorrer grandes distancias para contemplarlo. Véase, Villamorón y Villegas, que albergan verdaderas joyas artísticas: iglesia de Santiago Apóstol de Villamorón y Arco Conjuradero e iglesia de Santa Eugenia de Villegas.
      Un fuerte abrazo

      Responder
  2. Muy necesario este delicioso artículo sobre una obra magnífica, pieza señera de un templo sobresaliente, que junto al arco conjuradero, situado enfrente de él, forman un despliegue artístico de primerísima categoría. Y bien cerquita que está, a media hora de Burgos, a disposición de todo el que quiera admirarlo y disfrutarlo. Visita que siempre conviene completar con la iglesia hermana de Santiago Apóstol en Villamorón. En pocos lugares hay una concentración de arte así, en medio de las llanuras sin fin del occidente burgalés. Mil gracias, Félix, una vez más, por tu dedicación a nuestro patrimonio.

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  3. Félix es una delicia y una recreación para el espíritu poder contemplar los magníficos y bellísimos relieves manieristas del retablo de la Iglesia de Santa Eugenia de Villegas al tiempo que recibimos tu información sobre los mismos.
    Muy completas y didácticas tus explicaciones sobre estructura del retablo, términos artísticos o estilo. ..
    Espléndida tu labor de difusión del patrimonio, y digno de todo elogio tu deseo de que sea disfrutado y conservado. Nunca daremos las gracias suficientemente a las Asociaciones que como las que tú citas cuidan y trabajan en favor de los bienes patrimoniales. Mil gracias.

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