Del Pico de las Tres Rayas al Cervero: Sierra de las Quilamas

Del Pico de las Tres Rayas al Cervero: panorámica desde la cumbre del Pico Cervero. Mirando al sur, el Castillo Viejo de Valero a contraluz
- introducción
- Cumbre del Pico de las Tres Rayas: inagotable panorámica
- Del Pico de las Tres Rayas al Cervero: atravesando un joven rebollar
- Panorámica de Castildecabras y del Castillo Viejo de Valero mientras nos aproximamos a unos hornos de cal
- Hornos de cal de Navarredonda y manantial de la chorrera el Vieico en la ruta del Pico de las Tres Rayas al Pico Cervero
- Del Pico de las Tres Rayas al Cervero: área recreativa del Campo Escurial
- Ruta del pico de las Tres Rayas al Cervero: ascenso a la mole triangular del Pico Cervero
- Panorámica desde la cumbre del Pico Cervero
- Lección de toponimia de Rafael Navarro desde la cumbre del Pico Cervero
Introducción
La ruta desde el Pico de las Tres Rayas al Pico Cervero recorre antiguos territorios del lobo ibérico, del oso pardo y del lince ibérico, antaño, abundantes; hogaño, ausentes. No obstante, caminar entre las cumbres de ambos montes, el Pico Cervero (1465 m.) y el Pico de las Tres Rayas o del Mojón del Marrano (1383), nos adentra en las entrañas de la Sierra de las Quilamas, incluida en la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia. Una experiencia muy gratificante y saludable.
Además, entre las diversas cumbres que vigilan la cabecera del encajonado valle del río Quilamas pocas muestran con tanta nitidez la transición entre la vasta planicie del Campo Charro y el quebrado paisaje montañoso del Parque Natural de las Batuecas-Sierra de Francia como las dos citadas. Desde estas cimas es fácil ver el cielo surcado por el vuelo de aves tan emblemáticas como el buitre negro, el águila real, el halcón peregrino y el buitre leonado, entre otras, que dan lustre a esta Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA).
El ascenso a ambas atalayas desde Linares de Riofrío resulta ser una de las rutas más singulares de la sierra de las Quilamas, como pudimos apreciar en otro artículo de este blog, en el que relatamos la ascensión al Pico de las Tres Rayas. Al tiempo que nos entreteníamos describiendo la antigua tradición calera de los autóctonos de Linares, compartida con sus vecinos de Escurial de la Sierra, Navarredonda de la Rinconada y Rinconada de la Sierra.
De cumbre a cumbre: Pico de las Tres Rayas al Pico Cervero
En este artículo describiré el trayecto existente entre ambas cumbres, partiendo del mismo punto en el que concluyó el precedente, esto es, desde la cima del Pico de las Tres Rayas. Empecemos, pues.
Cumbre del Pico de las Tres Rayas: inagotable panorámica
En esta cumbre, a diferencia de la del Pico Cervero, no existen paneles indicativos de la panorámica a observar ni refugio humano en donde resguardarnos de la inclemencia meteorológica. Sin embargo, tales carencias no debemos percibirlas como fuentes de aturdimiento y temor sino, al contrario, debemos identificarlas como buenos nutrientes de lucidez y coraje.
¿Que no hay mesas ni bancos donde sentarnos?, qué más da, el mullido suelo o algún cercano peñasco nos colmarán. ¿Que no tenemos forma de identificar la diversa panorámica que nos rodea?, pues que no cunda el desánimo, aprovechemos para gozar del instante, de la cambiante luz, del murmullo del viento, de las criaturas celestes y terrestres que nos suelen rodear y dejemos invadir nuestra mente por una cálida corriente de ánimo y de sutil felicidad. Si todavía no fuera suficiente, porque a nuestro inquisitivo cerebro le gustaría saciarse con los nombres de las montañas y parajes que nuestra vista vislumbra, entonces, intentaremos remediarlo, ofreciendo algunas pistas.
Si dirigimos nuestra vista al sur, veremos de izquierda a derecha, de sureste a suroeste, el blanco caserío de pueblos como San Miguel de Valero y Miranda del Castañar, que destacan entre el verde de las cumbres montañosas del entorno. Como las que adornan el valle del río Quilamas, con el vecino Castillo Viejo de Valero. Y, más en lontananza, las de las Batuecas, con la emblemática Peña de Francia.
Si nos damos a vuelta y miramos al norte, contemplaremos el cercano Escurial de la Sierra, entre otros pueblos, así como la extensa llanura del Campo Charro, donde la encina es la dueña del terreno.

Panorámica septentrional desde la cumbre del pico de las Tres Rayas: parte alta del vallejo existente entre la ladera oriental del Pico Cervero y la occidental del Mojón del Marrano, en lontananza el Campo Charro
Si miramos a nuestra derecha, hacia el este, veremos Linares de Riofrío junto a sus montañas municipales, la Sierra Chica y la Perdiguera. Más en lontananza contemplaremos las ciclópeas montañas de la Sierra de Béjar, que duplican en altura a las más altas de las Sierras de Francia y Quilamas.

Visión occidental desde la cumbre del Mojón del Marrano: cabecera del valle Quilamas con el pico de la Cueva, en el centro, en lontananza; y el pico Cervero, a la derecha, más próximo.

Visión del Pico de las Tres Rayas o del Mojón del Marrano y paisaje circundante desde la cumbre del Pico Cervero: valle Quilamas a los pies; al este, a la izquierda, la Sierra Chica y la Perdiguera; al sureste, las montañas de la Sierra de Béjar.
Si giramos nuestro cuerpo hacia la izquierda, nos encontraremos con la mole piramidal del Pico Cervero y, más en lontananza, el resto de cumbres de la vertiente meridional del valle forjado por el río Quilamas. Véase, el legendario pico de la Cueva Quilama, que alberga la Cueva de la Mora.
Atravesando un joven rebollar
Tras recrearnos con semejante panorámica, deberemos descender un corto trecho para adentrarnos en un joven melojar, por el que andaremos en dirección norte-noroeste (N-NO). Tras un breve recorrido (200 metros) nos toparemos con dos rocas que parecen dejarnos un pasillo por el que pasar. Al poco de hacerlo, veremos a nuestra izquierda, al noroeste, la silueta del Pico Cervero. A continuación, sobrepasaremos una roca de forma caprichosa, a nuestra izquierda, que se yergue entre los robles.

Descendiendo por la ladera septentrional del Pico de las Tres Rayas o del Mojón del Marrano

Imagen del Pico Cervero, según descendemos por la ladera septentrional del Pico de las Tres Rayas

Atravesando un joven robledal mientras descendemos de la cumbre del pico de las Tres Rayas.
Más tarde, veremos un espino albar y, enseguida, un claro que nos anuncia el final del robledal y desde el que se divisa, al sur de donde nos ubicamos, una buena panorámica de la Peña de Francia y de la cabecera montañosa del valle Quilamas. Al suroeste, el Pico Cervero parece acecharnos.
Mientras seguimos descendiendo hacia el noroeste, es fácil encontrarse con numerosos excrementos de corzo, cuya ladra también suele acompañarnos. Al poco de atravesar una especie de barrera rocosa nos encontraremos con la alambrada que marca la linde entre Navarredonda y Escurial de la Sierra. Hasta aquí hemos andado poco más de medio kilómetro.
Panorámica de Castildecabras y del Castillo Viejo de Valero mientras nos aproximamos a unos hornos de cal
Ahora hemos de proseguir paralelos a la citada alambrada, con la vista puesta en el Pico Cervero, o sea en dirección N-NO. De forma que, tras recorrer una centena de metros, veremos, a nuestra izquierda, al sur, una espléndida vista del gancho de Castildecabras, sobre la que se encarama la silueta de las montañas de la vertiente septentrional de la cabecera del valle Quilamas, entre las que destaca el Castillo Viejo de Valero.

Vista del gancho de Castildecabras, entre las laderas occidental y meridional del pico del Mojón del Marrano y la meridional y oriental del Pico Cervero. Más al sur, la silueta del Castillo de Valero.

Vista del gancho de Castildecabras, entre las laderas occidental y meridional del pico del Mojón del Marrano y la meridional y oriental del Pico Cervero. Más al sur, la silueta del Castillo de Valero.
Tras andar de esta guisa un tramo de medio kilómetro, llegaremos a la parte más alta del vallejo delimitado por la vertiente occidental del Pico de las Tres Rayas, y la ladera oriental del Pico Cervero, la cual tenemos a tiro de piedra. Nosotros hemos descendido por la vertiente septentrional del primero, hollando el suelo durante poco más de un kilómetro.
Hornos de cal de Navarredonda y manantial de la chorrera el Vieico
En el punto en el que estamos, tenemos muy cerca, al sur, dos maltrechos hornos de cal y un pequeño calero, testigos del trabajo de los vecinos de Navarredonda. Que durante siglos extrajeron piedras calizas de estas montañas, con objeto de fabricar una excelente cal en pequeños hornos como los aquí contemplados.

Hornos de cal de Navarredonda

Ruinas de un horno de cal de Navarredonda.

Horno de cal de Navarredonda, con el Pico Cervero al fondo.

Nacimiento del arroyo de la chorrera del Vieico (13-08-2016)

Cauce seco del manantial origen de la chorrera el Vieico con el Castillo de Valero al fondo, al sur. (24-09-2016
Si descendiéramos unos metros más encontraríamos el manantial que origina el cauce del arroyo que salta en la chorrera del Vieico. Cuya ubicación me la mostró mi querido amigo Rafa un día de agosto del 2016, cuando efectuamos este recorrido en compañía de otros dos buenos amigos, Manolo y Miguel Ángel. Entonces, manaba agua; en cambio, en la excursión que efectúe un mes más tarde, a finales de septiembre, estaba absolutamente seco. Tanto como el estrato herbáceo y arbustivo que le rodeaba.
La única nota de color la ofrecían unos cardos amarillos y, sobre todo, numerosos ejemplares de quitameriendas (Colchicum montanum), que alfombraba el terreno. Este endemismo ibérico, es muy singular, pues muestra sus flores antes de que surjan sus hojas, que brotan del suelo sin tallo alguno que las sostenga. Sus seis pétalos, de color rosa purpúreo, albergan un androceo cuyos gualdos estambres tienen unas anteras más largas que los filamentos de los que penden. El gineceo está constituido por un ovario con tres carpelos y estilos libres.

Quitameriendas

Quitameriendas en el descenso al Campo Escurial
Área recreativa del Campo Escurial
Después de ver el venero y los hornos mencionados será cuestión de retroceder, remontando la pequeña cuesta hasta llegar a la alambrada, la cual atravesaremos deslizándonos con sumo cuidado entre dos filas de su espinoso metal, que parecen estar más separadas. Una vez situados en el terreno de Escurial de la Sierra, descenderemos una centena de metros para ver la imagen rectangular de una pila o abrevadero de agua para el ganado, la cual suele estar tan seca como el manantial anterior (en verano).

Abrevadero seco. Al fondo, caserío de Escurial de la Sierra
Nada más sobrepasarla nos encontraremos con un ancho camino, junto al cual puede observarse, al otro lado, el cartel indicador del merendero del Campo Escurial. Así como, desde julio del 2017, un cartel con el emblema de la ruta de la Sierra de la Calería, que nos ofrece una doble información. Una, la de desviarnos por la derecha, hacia el norte, hasta Escurial de la Sierra. La otra, nos invita a seguir todo recto para introducirnos en terrenos de Navarredonda y La Rinconada.

Cartel indicador de la ruta de la Sierra de la Calería, junto abrevadero seco del camino, indicando que podemos seguir todo recto o, bien, desviarnos a la derecha, hacia Escurial de la sierra (enlace). Al fondo, la silueta del Pico Cervero
Si nos adentramos en el área recreativa del Campo Escurial, veremos dos buenos refugios pétreos y seis mesas de piedra con sus correspondientes bancos, también de piedra, que parecen formar un irregular círculo, buscando la sombra entre los melojos del lugar. En la parte inferior de esta superficie, cerca de uno de los dos refugios, podremos ver una fuente, de la que mana abundante agua, tanta como para cebar el abrevadero sito unos metros más abajo. Este manantial parece manar agua suficiente incluso en veranos tan secos como los de los últimos años.

Fuente y abrevadero del Campo Escurial

Cartel indicando Frontera Natural AECT Duero-Douro”, en el Campo Escurial
También podremos observar un cartel que nos indica que el acondicionamiento de este paraje del Campo Escurial forma parte de un programa de recuperación integral y sostenible de la frontera. ¿De qué frontera hablamos? Pues, según este cartel, de “la Frontera Natural AECT Duero-Douro”.

Merendero del Campo Escurial
Viejos y entrañables recuerdos
Recuerdo con nostalgia cómo hace unos años (agosto del 2016) disfruté de las comodidades de este merendero en compañía de mis amigos Rafa, Manolo y Miguel Ángel, con los que efectué la ruta descrita en este artículo. Paramos para alimentar tanto el espíritu, con buena conversación, cuanto el soma, con socorridas viandas, dispuestas sobre una de las mesas de esta superficie. Después, amenizamos la cháchara degustando un buen café de especialidad, de Etiopía “Heleana’s Secret”, que había infusionado con la cafetera Chemex.
Llegado a este punto no puedo por menos que recordar la primera vez que llegué a este paraje, cuando tenía catorce años e iba en compañía de mis queridos tíos Marcial e Isabel y de mi primo Felisín, todos guiados por el entrañable Juan, que de niño y adolescente había trabajado de cabrero, ayudando a su padre, el bueno del señor Higinio.
Entonces esta zona era tan recreativa como ahora, pero sin mesas ni bancos ni refugios de piedra, con el agua manando directamente de la tierra, sin caños ni fuentes que la acogieran. Sin embargo, todo era tan natural y primigenio que siempre que vuelvo a este paraje en pos del Pico Cervero, me invade cierta emoción cuando evoco aquellos momentos y a aquellas personas, algunas ya fallecidas, como mis queridos tíos, Marcial e Isabel.
Del pico de las Tres Rayas al Cervero: ascenso a la mole triangular del Pico Cervero
Después de saciar nuestra sed y nuestro apetito en este familiar paraje, volveremos a ascender al vecino camino, a fin de proseguir por él en sentido al Pico Cervero. Que en pocos metros nos lo anuncian dos postes con sendos carteles, casi seguidos, los cuales llevan impreso, además, el emblema de la ruta de la Sierra de la Calería, dado que, inicialmente, ambos destinos comparten el mismo sendero.

Ruta del Pico Cervero a la Sierra de la Calería, en las inmediaciones del Campo Escurial

Cruce de caminos: de frente, Pico Cervero, Ruta de la Sierra de la Calería y Aldeanueva; a la derecha, el camino a Escurial de la Sierra.
El primero aparece al poco de pasar entre dos columnas de piedra, mostrándonos, a la derecha, el camino a Escurial de la Sierra. Mientras que, de frente, nos señala Aldeanueva de la Sierra (a 15,2 kilómetros de distancia), el Pico Cervero y la ruta de la Sierra de la Calería.

Ruta del Pico de las Tres Rayas al Pico Cervero y a la Sierra de la Calería: Debemos ir por el camino de la izquierda, abandonando el principal, por el que veníamos desde el Campo Escurial.
Tras progresar un breve trecho más, aparece el segundo poste indicador, que nos dice que debemos desviarnos por un camino que surge a nuestra izquierda, con objeto de acceder tanto a la cumbre del pico Cervero como a la ruta de la citada Sierra de la Calería.

Señal que nos indica que debemos seguir de frente, tras llevar andado 620 metros por este camino labrado en la ladera septentrional del Pico Cervero.

Poste con señales indicadoras: por el camino de la derecha seguiremos la ruta de la Sierra de la Calería, en tanto que de frente nos quedan 1,5 km hasta la cumbre del Pico Cervero.
Durante casi un kilómetro (870 metros) ambos destinos comparten este mismo camino. Sin embargo, a partir de entonces siguen vías distintas, como nos lo muestra un cartel indicador: de frente, nos guía en pos de la cima del Pico Cervero; por la derecha, en cambio, nos apunta el camino que sigue la ruta de la calería. Como nuestro destino es contemplar la espectacular panorámica que se divisa desde la cumbre del Pico Cervero, ascenderemos zigzagueando durante el kilómetro y medio que nos queda hasta llegar a la misma.
De esta suerte, subiremos por un amplio camino, labrado en el robledal que cubre la ladera septentrional de esta montaña. Lo han construido tan ancho como para permitir el tránsito de coches hasta prácticamente la base de la cumbre. Aunque también sirve para que la gente pueda subir corriendo o en bicicleta, esto es, efectuando saludable ejercicio físico aeróbico. Son bastantes las ocasiones en que he efectuado corriendo los 11 kilómetros que distan desde Linares hasta esta cima, normalmente a un ritmo sosegado, con objeto de disfrutar con la contemplación del rico entorno que adorna el camino.
Antaño, no existía este camino, por lo que solíamos acometer la subida a la cima abriéndonos camino entre el estrato arbustivo y arbóreo, usualmente subiendo por el noreste.
Bueno, bien sea andando o corriendo, más lento o más rápido, llegaremos sin dificultades hasta la plataforma o base, recientemente asfaltada, previa a la cima. Sólo nos quedaría subir unos metros entre peñascos para, finalmente, ascender los escalones (primero, trece; luego, diecisiete más) que conducen hasta una cruz y el refugio de la cúspide. En el que suele haber un vigía del territorio, con el loable objetivo de detectar precozmente cualquier fuego o incendio, a fin de solicitar ayuda para pronto sofocarlo.
Panorámica desde la cumbre del Pico Cervero
Desde semejante atalaya, la más alta de la sierra de las Quilamas, con sus 1465 metros, la panorámica observada llega realmente a ser grandiosa, superando incluso a la observada desde la cumbre del Pico de las Tres Rayas (1383 metros). Aunque el paisaje contemplado es prácticamente el mismo que antes describimos.

Cumbre del Pico Cervero: panorámica septentrional, con Escurial de la Sierra y el Campo Charro.
Sin embargo, desde el Pico Cervero vemos más nítidamente la inmensidad del Campo Charro, con Escurial de la Sierra, al norte. En tanto que un poco más hacia el este obtendremos una excelente panorámica de Linares de Riofrío.

Vista de Linares de Riofrío desde la cumbre del Pico Cervero
También es una excelente atalaya para contemplar los relieves montañosos de la cabecera del valle Quilamas, al sur, pues nos colocamos en el punto más alto de la vertiente meridional de este valle labrado por la erosión milenaria del río Quilamas. Así, enfrente nuestro, obviamente al sur, contemplaremos las montañas de su vertiente septentrional. Apareciendo, de izquierda a derecha, o sea, de este a oeste, el Castillo Viejo de Valero y el carrascal del Robloso. Luego, en plena ladera, más abajo y a la derecha, sobresalen tres prominencias triangulares, delimitadas por pequeños arroyos, que mi amigo Rafa llama los Cinchos: el de Cucharales, el del Medio y el de Estireo.

Castillo Viejo de Valero con los Cinchos
Si seguimos oteando hacia el oeste llegaremos hasta los terrenos de La Bastida donde parece nacer el río Quilamas, en el manantial de la Media Fanega. Este origen suele ser discutido por los autóctonos. Así, los veneros que nutren con más caudal al recién nacido Quilamas son el que nace en la fuente El Tejo, con el subsidiario regato de La Aliseda, relativamente próximos a la Media Fanega, y el manantial del Castillo, con el regato Estilero.

Cabecera del valle río Quilamas
Más en lontananza, se vislumbra la cadena montañosa de la sierra de Francia y las Batuecas, entre las que sobresalen la Peña el Huevo, la Peña de Francia (1727 metros de altitud), la cumbre más alta de la sierra de Francia, y la Hastiala.
Lección de toponimia de Rafael Navarro desde la cumbre del Pico Cervero
Llegado a este punto y a esta atalaya, recuerdo lo bien que nos informó Rafa (agosto del 2016) sobre la toponimia de estos parajes que, desgraciadamente, suele olvidarse a medida que fallecen los verdaderos conocedores de estos territorios, los cabreros de las Quilamas.
“Mirad, aquel regato profundo que desciende por el Castillo de Valero es el regato Estilero. Era la madre de las truchas. ¡Cuántas cogí con mi padre! ”, evocaba con nostalgia. Luego, al referirnos la toponimia de los tres Cinchos, resaltó la peculiaridad de uno de ellos: “La ladera de los Cucharales era tan fresca que las pamplinas aparecían por todos los sitios”.
Un servidor gozaba intensamente mientras le escuchaba, me daba cuenta de que era uno de los pocos guardianes de vernáculos y olvidados nombres, así como de antiguos hechos: “Cuando era un niño la única vegetación que había en esa ladera de las Quilamas eran las encinas de los carrascales del Robloso y del Estilero.”
Yo seguía aprendiendo de su conocimiento y sabiduría naturales: “Mira, aquella mancha verde en forma de uve es la que forma el regato de la Aliseda, en el que crece la floriana, una planta muy venenosa para las cabras, pues basta con que la chupen un poco en la boca para que caigan redondas al suelo”.
También admiraba su amor por estas tierras: “Allí enfrente tenéis la fuente el Tejo. Fijaos, por mucho que recorráis la provincia no creo que encontréis tejos como aquí.”
Cuando miraba hacia el oeste, recitaba los montes y valles que veía: “Debajo de este pico tenéis el collado Matarranas, luego viene el Pico Chico, a continuación el Pico de la Cueva, que también llamamos La Buitrera, más allá Los Molinos…”.
Mientras nos informaba con tanta precisión, nosotros le escuchábamos con devoción: Manolo, Miguel Ángel, el vigilante de la torre y un servidor.
El único dato que me atreví a aportar fue el referente a la cita del oso pardo por parte de un rey de Castilla y León, Alfonso XI, que lo reflejó en su famoso tratado de Montería (libro tercero, página 41): «El Cervero que está sobre el Escorial es buen monte de oso y de puerco…». Hablamos del que frenó el paso a los benimerines de Marruecos en la batalla del Salado, nacido en 1312 y fallecido de peste en 1350.
En fin, recorrer parajes como los descritos aquí, en tan buena compañía, sin duda servirá para enriquecer nuestra salud en su triple dimensión: física, mental y social.
Dr. Félix Martín Santos
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