Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: segunda parte

Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: panorámica desde el Picón de Lara; en primer término, mirando al este, Lara de los Infantes, asentada sobre Nova Augusta, municipio romano hace dos milenios.
- Introducción
- Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: de la Muela al Picón de Lara
- Visita del Picón de Lara: ruinas de una poderosa fortaleza
- Castillo de Lara: historia del lugar donde nació Fernán González
- Gobierno de la familia de los Lara: periodo de esplendor
- Gobierno del concejo de Burgos
- Abandono, desidia y expolio
- Intento infructuoso de restauración
- Pedro de Castañeda (1572): constatación de la ruina y de la antigua grandeza (6 torres perimetrales en torno a la torre del homenaje)
- Leyenda del conde fundador de la Castilla independiente
- Fernán González: la historia frente a la leyenda
- ¿Qué fundamentó la leyenda?
- Lara de los Infantes
- Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: restos arqueológicos de Nova Augusta
- Lara de los Infantes: notable centro epigráfico.
- Inscripción romana en Cubillo del César, entorno de Nova Augusta
- Magistraturas del municipio Flavio de Nova Augusta estudiadas por Bruno Carcedo
- Ruta de las estelas funerarias romanas
- Joyas de la Tierra de Lara: iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Cubillo del César
- Interior de Nuestra Señora de la Asunción: planta, bóvedas, pintura singular
- Pila bautismal románica
- Simbología de la roseta hexapétala
- Portada
- Cruz paté
- Exterior del ábside
Introducción
En la Tierra de Lara se hallan verdaderas joyas patrimoniales, artísticas y naturales, donde el poder evocador de la historia supera al de la leyenda. Así, podemos contemplar huellas y restos de dinosaurios, de hace 144 millones de años, un dolmen del neolítico, en Cubillejo de Lara, castros celtas en Peñalara y la Muela. Junto a los cuales se yergue el Picón de Lara, restos del castillo vinculado con la figura del conde Fernán González, que afianzó y encumbró la Castilla condal.
Además, muy próximo a estos hitos se encuentra Lara de los Infantes, donde se asienta Nova Augusta, municipio romano de época Flavia, gran centro epigráfico. Sin soslayar la ermita visigótica de Quintanilla de las Viñas, cuya descripción artística y simbólica ocupó otro artículo de este blog.
Además de las mencionadas hay numerosas obras patrimoniales en esta emblemática tierra que bien merece la pena conocer. Véase, la ermita de San Pelayo y el monasterio de San Pedro de Arlanza, entre otras.
También son verdaderas joyas de la Tierra de Lara las naturales, pues alberga los sabinares más extensos y mejor conservados del planeta (Sabinares del Arlanza) y uno de los mejores quejigares del mundo (dehesas de Mambrillas de Lara y de Hortigüela).
A mi entender, este extraordinario patrimonio cultural tiene un carácter universal, que no sólo debe ser objeto de rehabilitación y protección, sino también de promoción, para beneficio de todo ciudadano del planeta que tenga la fortuna de verlo y conocerlo.

Desde Peñalara, sede de un castro celtibérico, mirando al este, se aprecia el Picacho, La Muela, emplazamiento del castro celtibérico, y el Picón de Lara, Lara de los Infantes, asentada sobre Nova Augusta, municipio romano en época Flavia.

Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: Imagen aérea del Picón de Lara, La Muela y Peñalara. Cortesía Roberto Aguado.
Joyas de la Tierra de Lara: de la Muela al Picón de Lara
Vamos a continuar este artículo en el punto en el que concluyó el anterior, en la cima de La Muela (1184 m.), topónimo referido por José Luis Monteverde, en 1958. Cuando describió los restos celtas que halló, en 1938, junto a Matías Martínez, entonces director del Museo de Burgos, que analizamos en otro contenido de este blog. En el que también vimos icnitas de dinosaurios, el dolmen de Cubillero de Lara, la portada de la iglesia de San Martín y los restos de castros celtas de Peñalara.
Es una pena que ahora nadie denomine así, La Muela, a este cerro escarpado con cima plana, situado entre Peñalara y el Picón de Lara. Incluso en el mapa del Instituto Geográfico Nacional recibe otro nombre: el Morollo.
La única Muela que conoce la gente que vive o/ y visita esta tierra es la que corresponde a la cumbre más alta (1374 m.) de la vecina Sierra de las Mamblas, que también alberga restos de un castro celta.

Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: accediendo al montículo (La Muela) que precede al Picón de Lara, que se divisa al este.
Desde la cumbre de la Muela, con la mirada puesta en los restos del castillo condal, procederemos a descender por un sendero pedregoso, rozando una pequeña pared rocosa, a nuestra izquierda, la correspondiente a un lienzo de la muralla que protegió La Muela, hasta llegar, en breve trayecto, de 200 metros de longitud, a una explanada (1140 metros de altitud).
Desde aquí hasta la ladera occidental del castillo, la que tenemos enfrente, sólo hay que andar poco más de una cincuentena de metros (60 m.). Una vez en ella, remontaremos su pendiente para llegar hasta lo que parece ser el foso de lo que antaño fue una poderosa fortaleza.

Picón de Lara, aproximándonos por el este.
Visita de las ruinas de lo que fue una poderosa fortaleza: el Picón de Lara
A continuación, lo bordeo por el suroeste, viendo restos de paredes con mampuesto y sillarejo, hasta acceder por el este a lo que queda de la torre del homenaje. Pura ruina, pues de las cuatro plantas que llegó a tener, ahora sólo quedan minúsculos restos de su cuerpo inferior. Lo que queda del último desmoronamiento, acaecido el 31 de diciembre de 1995, que cambió su silueta: desapareció el vano a modo de falsa puerta, por pérdida de sus sillares, que aparecía en una de sus dos paredes, quedando dos espigones desiguales, que, posteriormente, se han beneficiado de labores de consolidación.
En el sector septentrional se observan los restos de una pequeña construcción rectangular (11×4 m), el arranque de sus cuatro paredes, de ladrillos y piedra, cuya antigua función desconozco.

Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: rodeando, por el sur, el perímetro del Picón de Lara.

Mientras bordeamos, por el sureste, el Picón de Lara, apreciamos restos de lienzos de muralla con piedra de sillería.

Restos de la torre del homenaje del castillo de Lara. A finales de la primavera (21 de junio 2020) una variada vegetación dulcifica la soledad dominante
A pesar de la triste apariencia de arquitectura tan demolida, resulta tentador contemplar, desde esta emblemática atalaya, la Tierra de Lara, el medieval alfoz de Lara, y evocar la grandeza que otrora tuvo la gente que habitó en la fortaleza que aquí existió.
Castillo de Lara: un poco de historia
Lo que ahora es un mero picón, el Picón de Lara, antaño fue un poderoso castillo medieval, en el que la leyenda (poema de Fernán González) sitúa el nacimiento de Fernán González, hijo de Gonzalo Fernández, entonces conde en Castilla, y de Muniadona, en torno al año 910. Sin embargo, carecemos de documentos rigurosos que nos informen del lugar exacto del nacimiento, así como de la infancia y juventud de este héroe castellano.
En realidad, la primera vez en la que figura el nombre de Fernán González como conde de Castilla, fue en un documento del monasterio de San Pedro de Cardeña, datado el 1 de mayo del 932: “Regnante Ranimiro in Obeto et comité Fredinando Gundissalbiz in Castella.”
Es muy posible que durante el siglo X, cuando Castilla fue gobernada por Fernán González y su linaje, como condes subordinados al reino de León, este castillo luciera esplendoroso.
Gobierno de la familia de los Lara
Posteriormente, cuando miembros de la poderosa familia de los Lara fueron dueños y gobernadores de esta fortaleza, se vivió una época de plenitud, sobre todo, con Pedro de Lara, que llegó a enfrentarse al rey Alfonso VII de León, con resultado funesto para el primero. Después, otro representante de esta casa condal, Manrique de Lara, quiso intervenir en la tutela de Alfonso VIII, joven rey castellano, con nefando resultado: Manrique de Lara falleció alanceado (1164) en su enfrentamiento con los Castros, otra poderosa familia de magnates castellanos. Aunque los Lara tutelaron a Alfonso VIII hasta que alcanzó la mayoría de edad.
Durante el siglo XIII, los condes de Lara no dejaron de sublevarse contra el monarca de turno, en este caso contra el joven Fernando III, que con la ayuda del concejo de Burgos logró apoderarse de la Peña de Lara y de sus belicosos dueños. Años después, Fernando III unificó definitivamente Castilla y León y conquistó Jaén, Córdoba y Sevilla.
Gobierno del concejo de Burgos
Más tarde, en 1255, Alfonso X el Sabio, el hijo de Fernando III, cedió la fortaleza de Lara al concejo de Burgos, que fue nombrando sucesivos alcaides que la gobernaron con mayor o menor acierto durante los siglos siguientes.
Poco acierto y generosidad mostraron los alcaides pertenecientes a la familia burgalesa de los Cartagena, pues Pedro, Álvaro y Fernando de Cartagena, durante buena parte del siglo XV, llegaron a tiranizar al libre Concejo de Lara. Tanto como para que en 1501 presentara ante la Chancillería de Valladolid una demanda contra Fernando de Lara y contra el concejo de Burgos, al que pertenecía el castillo.
Posteriormente, Carlos I donó el castillo de Lara al francés Jofre de Cotannes, lo que favoreció que Burgos se rebelara inicialmente contra el que, luego, fue emperador del Sacro Imperio Romano Germano. Aunque poco duró tal rebeldía, pues la Caput Castellae pasó de ser la más beligerante a la más fiel al poder real, recibiendo, desde entonces, el título de Muy Más Leal.
Abandono, desidia y expolio
Siguiendo con nuestro castillo de Lara, diremos que el antiguo brillo del mismo se fue apagando inexorablemente, pues los alcaides dejaron de residir en él, descuidándolo, y, más tarde, sin presencia alguna que lo vigilara y mantuviera, fue harto complejo evitar el deterioro progresivo inherente a la hostilidad de las inclemencias meteorológicas. De forma que los tejados se desplomaron, los aposentos se hundieron, las llaves de las puertas desaparecieron y nadie impidió el acceso de personas, que lo expoliaron, y animales, que aumentaron el deterioro y ruina.
Así, cuando en febrero del 1517, el Alcalde Mayor de Burgos, Juan Zumel, visitó el castillo, comprobó “…que las barreras o tejados e suelos e la torre del Omenaje que estaba cayda a pedazos e lo demás que avía estaba todo para caer…”
Intento infructuoso de restauración
Años más tarde, en 1566, el regidor de Burgos, Diego Martínez de Soria, el alcaide del castillo, Gabriel de Salcedo y el gran escultor y arquitecto Juan de Vallejo (responsable de la construcción del crucero de la Catedral de Burgos, entre otras obras) propusieron al cantero de Covarrubias, Diego de Sisniega, que acometiera el arreglo de tanto destrozo, especialmente un lienzo de muralla, orientado al mediodía, paño principal de la fortaleza, que estaba absolutamente derrumbado, más un portillo de la barbacana y la puerta de entrada a la misma.
Pedro de Castañeda (1572): constatación de la ruina y de la antigua grandeza
Poco se hizo, dado que años más tarde, en 1572, el maestro Pedro de Castañeda, contratado por el concejo burgalés, constató que el destrozo persistía. Además, dejó constancia de un detalle interesante a efectos de conocer la grandeza que pudo alcanzar nuestro castillo: la presencia de seis torres perimetrales, en torno a la torre del homenaje. No obstante, mostraba sus ángulos en ruinas, su corona desguarnecida de almenas, la barbacana a punto de caerse por estar descalza la muralla.
Este maestro también comprobó la ruina interior: destrozo de las chimeneas en diferentes cámaras, hundimiento del cuarto del aljibe, caída de tejados, desplome de escaleras, desaparición de cerraduras y puertas que, al permitir el paso del ganado, aumentaba el deterioro.
Lamentablemente, la predicción de Castañeda se cumplió, pues a principios del siglo XVII, un testigo, en un interrogatorio, corroboró tal desastre: “quitadas las puertas y ventanas, caídas las maderas, imposible de habitar aposento alguno”.
Para el que quiera conocer más sobre la evolución y avatares de este castillo, le recomiendo que lea un estudio sobre el mismo, realizado por Teófilo López Mata. Gran estudioso de la historia de Burgos y su provincia, cronista oficial de Burgos hasta su muerte (1972), publicado en 1928, en el Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Burgos. Este catedrático de Historia y Geografía manejó y analizó amplia documentación, mucha procedente del archivo municipal (serie histórica). Gran parte de lo referido en este punto se basa en lo descrito por él.
Después de narrar el triste final de lo que antaño fuera un poderoso castillo, reducido ahora a pura ruina, el Picón de Lara, me parece oportuno volver a la figura de Fernán González, con el que siempre se identifican estas ruinas. Quizá para evocar su antiguo esplendor.

Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: vista aérea del Picón de Lara y de Lara de los Infantes. Cortesía Roberto Aguado.
Leyenda del conde fundador de la Castilla independiente
En el Poema de Fernán González, pleno de anacronismos y absolutamente alejado del rigor histórico, se plasma la idea de la independencia de Castilla frente a León por obra y gracia de Fernán González.
1000 marcos de oro (226,8 Kg) por un azor mudado y un caballo hispano-árabe
Efectivamente, según el poema referido, la Castilla condal logró liberarse del yugo leonés por un hecho singular: el impago de la deuda contraída por la venta de un azor mudado y un caballo hispano-árabe, que perteneció a Almanzor. Verdaderas joyas que Fernán González atesoraba, de las que se había prendado el monarca leonés.
Inicialmente, el conde, mostrando elegancia y generosidad para con su rey, prefirió regalar y no vender animales tan valiosos. Sin embargo, el soberano, en un alarde de gallardía, decidió adquirirlos en venta. Pero con una condición: cada día que sobrepasara el plazo fijado para pagar los 1000 marcos ofrecidos, se duplicaría el importe (al gallarín doblado).
Tal acuerdo fue legalizado y refrendado por testigos en documento escrito.
Donación de Castilla para saldar la deuda acumulada durante 3 años
Sin embargo, cuando se llegó a la fecha señalada, la deuda no se satisfizo, por lo que se fue acumulando hasta llegar a los tres años de impago. Momento en que resultó imposible costear tan soberano importe: ni con la riqueza de Francia sería pagada, reza el poema.
En consecuencia, el leonés se vio en la tesitura de sufragar la deuda desprendiéndose del joven condado castellano. De esta suerte, los leoneses regresaron a su reino y los castellanos empezaron a forjar el suyo.
Este es un buen momento para referir que, durante el medievo, el marco fue una medida de peso utilizada para el oro y la plata, equivalente a unas 8 onzas, o sea, 226,8 gramos de oro, en caso de ser éste el metal al que se referían los clérigos que escribieron el poema de Fernán González.
¡Cáspita!, el leonés fue extremadamente generoso, pues estaba dispuesto a pagar 226, 8 kg de oro (o de plata) por el caballo y el azor. Deuda que, como no pudo satisfacerse en la fecha señalada, fue duplicándose diariamente durante 3 años (1095 días), alcanzando un precio desorbitado. Por lo que no me extraña que ni siquiera pudiera costearse con el valor del reino de Francia. Por ello, no parecía descabellado compensarla con la entrega de territorio tan fronterizo y vulnerable al poderío califal.
Fernán González: la historia frente a la leyenda
Según Gonzalo Martínez Diez, especialista en Historia del Derecho y gran medievalista, el prolongado tiempo durante el que Fernán González gobernó en Castilla y Álava (del 932 al 970), puede dividirse en dos periodos diferenciados.
Los primeros veinte años (932 al 951), sometido a la autoridad del rey Ramiro II de León. Monarca de gran personalidad, que no tuvo ningún reparo en apresar a nuestro conde castellano, al igual que al conde de Saldaña-Carrión, cuando tuvo indicios de que estaban maquinando algún plan contra él.
Los segundos veinte años (951-970), con disputas dinásticas por el trono leonés, permitieron algunas acciones un tanto autónomas. Por ejemplo, en el 963 pactó una tregua con Alhakén II, después de que este califa cordobés arrasara San Esteban de Gormaz. Además, Fernán González se convirtió en verdadero árbitro de la política leonesa, tras acceder al trono leonés, en pocos años, tres reyes, dos de los cuales se casaron con su hija doña Urraca: Ordoño III y Ordoño IV.
Sin embargo, el condado de Castilla, bajo el gobierno de Fernán González, no se desgajó del reino de León, en contra de lo referido en el Poema de Fernán González. A pesar de su parentesco político con reyes navarros, dado que, primero se casó con la infanta Sancha Sánchez, hermana del rey García Sánchez I de Pamplona y, más tarde, al morir Sancha, con Urraca Garcés, hija del rey navarro y sobrina de su primera esposa.
Por ello, durante los 40 años de su condado, todos los diplomas emitidos en cualquier parte de su territorio no dejaron de calendarse por el correspondiente rey de León, con fórmulas como la que sigue: “Reinando el rey Ramiro de León y bajo su autoridad Fernán González, conde en Castilla”.
¿Qué fundamentó la leyenda?
Entonces, es fácil que nos preguntemos qué elementos de la obra política de Fernán González propiciaron el nacimiento y la propagación del mito, de la leyenda divulgada por juglares y, especialmente por los clérigos del monasterio de San Pedro de Arlanza, donde parece que se escribió el Poema de Fernán González, hacia 1250.
Pues según Gonzalo Martínez Díez, las cuatro décadas de gobierno de todas las tierras castellanas, desde el Cantábrico hasta más allá del Duero, contribuyó a crear cierta autosuficiencia de los castellanos. Se vieron con fuerzas para repeler las frecuentes acometidas musulmanas (sobre todo, de Abderramán III y de Alhakén II, califas cordobeses). Lo que probablemente suscitó y reforzó cierto sentimiento identitario castellano.
Quizá este aumento del poder militar en manos de Fernán González pudo facilitar que la voz de la naciente Castilla tuviera más peso en los conflictos dinásticos y política interior del reino leonés, despertando cierto orgullo castellano, como apunta nuestro insigne medievalista. En este sentido, es preciso recordar que las huestes castellanas de Fernán González, participaron, bajo el mando de Ramiro II, en la derrota de Abderramán III en la batalla de Simancas (939). Además, al año siguiente, el 940, nuestro conde conquistó Riaza, Fresno y Sepúlveda, a la que repobló y concedió el Fuero de Sepúlveda.
Condado de Castilla gobernado por el linaje de Fernán González
Aunque lo que probablemente contribuyera a encumbrar más a este personaje y diera pie al mito y a la leyenda, fue que, a partir de su nombramiento, el condado de Castilla adquirió un carácter hereditario, dado que fue gobernado por miembros de su familia.
Así, Garci Fernández, su hijo, fue conde del 970 al 995. En tanto que Sancho García, su nieto, fue conde castellano del 995 hasta el 1017, pero bajo la autoridad del rey de León. Al menos, hasta que su biznieta, Muniadona, se casó con Sancho Garcés III de Pamplona, que ejerció de conde consorte.
Llegado a este punto es bueno referir que Castilla no se constituyó como reino independiente hasta el siglo XI. Sancho II, fue el primer rey de Castilla, desde el 1065 hasta el 1072, en que murió en el cerco de Zamora, siendo sustituido por su hermano Alfonso VI, a la sazón rey de León (Castilla y Galicia).
Aunque cuando realmente se consolidó el reino de Castilla fue con Alfonso VIII, el triunfador en las Navas de Tolosa (1212), que sucedió, siendo un niño, en 1157, a su padre Sancho III (murió al año de reinar en Castilla).
Bueno, habrá que seguir con nuestra ruta, pues aún nos queda hablar de Nova Augusta, municipio romano, gran centro epigráfico, en el que se asienta la actual Lara de los Infantes, y de visitar Cubillo del César, a fin de mostrar un resto epigráfico de aquélla, reubicado en la fachada meridional de su meritoria iglesia parroquial, que también describiremos.
Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: Lara de los Infantes
Actualmente este pueblo, que dio lustre al medieval Alfoz de Lara, es la sede del ayuntamiento de Jurisdicción de Lara. Al que también pertenecen Paúles de Lara, La Aceña y Vega de Lara, en los que tanto se ha cebado la despoblación como para que entre los cuatro apenas sobrepasen los 50 habitantes.

Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: Iglesia de Nuestra Señora de la Natividad de Lara de los Infantes
En Lara destaca, además de las ruinas del castillo citado, la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Natividad, joya patrimonial de la Tierra de Lara. Pues todavía conserva relevantes restos románicos, como la galería porticada cegada, en su fachada meridional, el ábside, el primer cuerpo de la torre y su portada principal, en su fachada occidental, que aunque tiene arquivoltas apuntadas, muestra capiteles de factura románica.

Iglesia de Nuestra Señora de la Natividad: fachada occidental, con la portada principal; parte de la fachada meridional y visión parcial de la torre. Lara de los Infantes

Lara de los Infantes: restos románicos (galería porticada cegada) de Nuestra Señora de la Natividad, su iglesia parroquial
También son muy reseñables el gran número de vestigios romanos, inscripciones votivas, estelas funerarias, restos de habitación, una fuente, entre otros. Todos ellos pertenecieron a Nova Augusta, que a continuación describiremos.

Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: fuente romana de Lara de los Infantes
La fuente romana fue descrita en otro artículo de este blog, en el que la comparamos con la fuente de Villamorón, pueblo en el que se asienta un extraordinario templo, de los albores del gótico: la Iglesia de Santiago Apóstol.
Nova Augusta: municipio romano asentado en la actual Lara de los Infantes
La actual Lara de los Infantes se asienta en una parte del solar donde, hace dos milenios, se estableció Nova Augusta, incluida en la Tarraconensis. Fue fundada por el primer emperador romano, Augusto (siglo I antes de Jesucristo). Inicialmente como una agrupación tributaria (civitas estipendaria), el tipo más bajo y común de comunidad humana bajo el dominio romano. Probablemente constituida por los celtíberos de Peñalara que, tras la conclusión de las guerras astur-cántabras, se vieron obligados a bajar al llano.
Tiempo más tarde, en época Flavia, merced al edicto de latinidad de Vespasiano (ius latii), que otorgaba el derecho a la ciudadanía latina a las provincias hispanas del imperio romano, alcanzó el rango de municipio. Aunque se mantuvo habitado incluso bajo el dominio visigodo, fue arrasado durante la égida musulmana.

Restos romanos en Lara de Los Infantes, con una inscripción labrada en letra capital cuadrada
Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: gran centro epigráfico en tierras de Lara de los Infantes
Son varios los investigadores que en los últimos 50 años han estudiado los sucesivos restos epigráficos, inscripciones votivas y estelas funerarias (como unas 250 ) hallados en Lara de los Infantes y su entorno. Véase, Hortigüela, Quintanilla de las Viñas, Cubillo del César, Contreras, Covarrubias, Salas de los Infantes, Contreras y Barbadillo del Mercado, entre otros.
Entre todos ellos, es preciso destacar a José Antonio Abásolo, muy activo durante los años setenta y ochenta del siglo pasado. Autor de publicaciones de relieve como una compilación de “Epigrafía romana en la región de Lara de los Infantes”, donde mostró y describió 221 inscripciones (1974). Y, junto a García Rozas (1980), coautor de “Una carta arqueológica en la provincia de Burgos. Partido judicial de Salas de los Infantes”. Así como de varios estudios sobre iconografía de las piezas halladas. Campo también explorado por otros autores (Marco Simón, Albertos, Abascal, Carcedo de Andrés, entre otros). Otros, como Albertos, estudiaron profundamente la onomástica (catalogación de nombres propios).

Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: restos epigráficos en Lara de los Infantes, bajo tambores de fustes columnares, pertenecientes a Nova Augusta,

Museo arqueológico de Burgos. Estela de Nova Augusta. Escena de un banquete.
Estudio de estelas funerarias en el entorno de Lara de los Infantes
Un meritorio trabajo de Abásolo consistió en el estudio exhaustivo de “Las estelas decoradas de la región de Lara de los Infantes”, publicado en 1977. Investigación que permitió clarificar la técnica, procedimientos figurativos, tipología, elementos decorativos. Así como analizar los talleres que hicieron escuela en Nova Augusta desde el primer tercio del siglo I hasta la mitad del siglo II.
La época de máximo esplendor fue la desarrollada durante los años 130 a 200 después de Jesucristo. La denominada escuela noble de Lara (definida por la talla a bisel de las cenefas), en la que destacan escenas de banquetes. Así como el tercer grupo de la escuela de temas cinegéticos, cuando se manifiesta netamente la originalidad creadora de los artesanos de este municipio romano (no hace mucho, identificado como Nova Augusta). Después de esa época de apogeo, la originalidad se mitiga, con producciones más decadentes.

Estela funeraria de Nova Augusta: roseta hexapétala y escena de un banquete. Museo de Burgos
Según Abásolo, la originalidad observada en las estelas funerarias de Lara y su entorno se debe a una combinación de elementos geométricos con figurativos. Donde se hibridan asuntos y creencias romanas con las celtíberas. Con una particular forma de expresar representaciones astrales, como discos solares, rosetas figurando el sol, creciente lunar, estrellas, discos o astros menores, brazos de Atlante, entre otras. Que, además, van evolucionando a lo largo del tiempo para constituir verdaderas escuelas artísticas.

Estela funeraria de Nova Augusta con roseta o rosácea. Museo arqueológico de Burgos.
Las frecuentes representaciones de jinetes también están vinculadas a la tradición celtíbera, no así las de banquetes, más propias de la cultura clásica, romana. En cualquier caso, todas ellas son auténticas joyas patrimoniales de la Tierra de Lara.
Inscripción romana en Cubillo del César, entorno de Nova Augusta
Hace poco he tenido la fortuna de leer una excelente publicación sobre este tema, llevada a efecto por Bruno P. Carcedo de Andrés, profesor de Historia Antigua de la Universidad de Burgos (UBU): “Nova Augusta (Lara de los Infantes, Burgos): una nueva inscripción con mención a la edilidad y reflexiones sobre las magistraturas”. Lectura que ha servido para aumentar sensiblemente mi conocimiento al respecto, así como para suscitar mi interés por conocer el sitio del hallazgo.
A unos 10 kilómetros de Lara de los Infantes se halla Cubillo del César, el pueblo en el que se halla la inscripción romana citada, adherida a la rehecha fachada meridional de su iglesia parroquial. Estudiada y analizada por Carcedo, que revela cómo Pompeius y Proculus, dedican una inscripción funeraria a su sobrino, un edil fallecido a los 26 años.

Inscripción procedente de Nova Augusta, descubierta durante unas obras en Cubillo del Cesar, actualmente formando parte de su restaurada fachada. Notable interpretación y análisis por Bruno P. Carcedo de Andrés.
Esta inscripción está cincelada en letras mayúsculas con líneas rectas y formas angulares, esto es, en letra capital monumental o cuadrada.
Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: magistraturas del municipio Flavio de Nova Augusta
Bruno Carcedo destaca, en la publicación mencionada, que en el entorno de Lara de los Infantes se ha descubierto un impresionante conjunto de referencias a magistraturas municipales (desde el siglo I hasta el siglo III). Entre las que sobresalen dos duumviri, dos aediles (contando el de Cubillo del César), un decurio, un probable decenviro. Además, la presencia de un posible Tabularius en su entorno (Barbadillo del Pez), revelaría un archivo municipal y una intensa actividad administrativa.
Tanto acúmulo de magistraturas parece más propio de un enclave romano de más enjundia, como podría ser la capital de un convento jurídico, dado que llega a superar a las descubiertas en Clunia, la verdadera capital de este último. Por todo ello, Carcedo de Andrés aboga por la realización de más estudios arqueológicos en tal área, con objeto de aportar ciertas claves que permitan un mejor conocimiento del proceso de romanización en la Meseta Septentrional, entre otros aspectos, como “el encaje de los arevaci en el cuadro romano, la organización y transformaciones in situ y ex novo que Roma acometería en el conventus cluniacensis.”
Quiero destacar que Bruno Carcedo es autor de un conjunto de publicaciones sobre este tema, de gran mérito y rigor científico, como “Nuevas estelas romanas en Lara de los Infantes”. Donde presenta y analiza, junto a Gerardo Martínez Díez, 19 testimonios epigráficos hallados en las fachadas de varios edificios de esta localidad, incluyendo la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Natividad, con diversas estelas discoideas, usualmente rosáceas hexapétalas, jinetes, referencias a antropónimos del entorno, como Ambatus.
Este investigador también es el autor de un libro sobre la antroponimia de Clunia (Onomasticon Burgensis), donde muestra su profundo conocimiento al respecto.
La ruta de las estelas funerarias romanas
La Asociación de Desarrollo Rural Tierra de Lara, en su continuo afán por promocionar la comarca, ha impulsado, en colaboración con la Universidad de Burgos (UBU), una aplicación (julio 2020), “La ruta de las estelas” (play store). Que invita a pasear por Lara de los Infantes, con objeto de localizar los restos epigráficos romanos (algunos fragmentos anepigráficos), insertados en las fachadas de diversos edificios de esta localidad. Los mismos que, tres años antes, describió y analizó Bruno Carcedo en la publicación citada anteriormente.

Ruta de las estelas: Resto de una estela funeraria de Nova Augusta reutilizada en la fachada de una casa de Lara de los Infantes.
En realidad, esta singular aplicación es el resultado de los Trabajos de Fin de Grado (TFG) de dos alumnos de la UBU. Uno, Inés Miguel Alonso, de Comunicación Audiovisual, responsable de los contenidos audiovisuales, incluidas la documentación fotográfica y la animación 3D. Para lo que ha sido tutelado por Bruno Carcedo, aportando su extraordinario conocimiento sobre la epigrafía y documentación histórica de la zona, como antes referimos. El otro, Marcos Peña, de Ingeniería Informática, que ha efectuado la programación de la aplicación, tutorizado por el profesor Andrés Bustillo.

Ruta de las estelas (Nova Augusta/Lara de los infantes): roseta hexapétala en la pared de una casa de Lara de los Infantes.
Esta aplicación en play store, forma parte de la iniciativa “Abierto 24 horas”, merced a la cual la Asociación de Desarrollo Rural Tierra de Lara se vale de las nuevas tecnologías para promocionar una parte del rico patrimonio cultural, histórico-artístico, distribuido por esta querida comarca. Que lamentablemente forma parte de la España Vaciada. “Se trata de poner en valor, de una manera amena y familiar, el conjunto de estelas funerarias con que cuenta el municipio”, refería Borja Rosales, portavoz de Tierra de Lara, al periodista del Diario de Burgos que, en su momento, lo entrevistó (publicado el 25 de julio del 2020).

Ruta de las estelas: Figuras de dos jinetes, situados en distintos planos: el de la derecha, según nuestra perspectiva, casi completo (menos los cuartos traseros del caballo) porta un escudo rectangular (brazo izquierdo) y blande una espada o lanza (mano derecha) ; el de la izquierda muestra el vientre del caballo y los cuartos traseros.
Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Cubillo del César
En las siguientes líneas voy a intentar describir y narrar lo que aprecié con mi hija Isabel, cuando llegamos a Cubillo del César, en pos de la inscripción referida por Bruno Carcedo.
Al poco de entrar en la localidad, a principios de marzo del 2020, semanas antes de declararse el estado de alarma en nuestro país por la epidemia COVID-19 (causada por el SARS CoV-2), nuestro ánimo pareció encogerse ante el amenazador ladrido de varios perros. Menos mal que pronto fueron calmados por su dueño, que tuvo el detalle de presentarnos a la alcaldesa del pueblo, Carmen, dueña de Roblejimeno, casa rural del municipio. A continuación, junto a Paz, otra vecina, nos mostraron la inscripción romana referida y la joya patrimonial de la localidad: la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.

Cubillo del César: Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
Recuerdo que mientras efectuaba fotos a la inscripción romana, Paz nos dijo que fue su padre, el señor Gerardo, quien la descubrió, enterrada próxima a la iglesia, en el curso de un arreglo de la calle (1995). Posteriormente, la reutilizaron para fijarla en la nueva fachada que hicieron para cerrar el pórtico de la iglesia, sostenido por columnas de madera de decoración salomónica.
Describamos, pues, las características artísticas fundamentales de esta iglesia parroquial.

Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: interior de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Cubillo del César
Interior de Nuestra Señora de la Asunción de Cubillo del César
Se trata de un templo románico tardío (siglo XIII), de nave única y dos cuerpos, cubiertos por bóveda de crucería, con un ábside poligonal (en su interior), también provisto de bóveda de crucería. En uno de cuyos nervios aparece una pintura, representando una serpiente de ojo rasgado, boca abierta, amenazante, mostrando puntiagudos colmillos, más largos los superiores, supuestamente donde esconde el veneno, de cuya cabeza, inmediatamente por encima del ojo, surgen dos cuernos, que le otorgan un cierto carácter demoníaco. Esta imagen se pintó, obviamente, siglos más tarde.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de cubillo del César: pintura de una serpiente con cuernos, en una de las nervaduras de la bóveda de crucería del ábside
El arco triunfal, doblado (separa el presbiterio de la nave), se apoya en sendas columnas de fuste liso, sobre capiteles de motivos vegetales, adosadas a pilares.

Clave de la bóveda del ábside de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Cubillo del César: un florón bajo un rostro de adusto gesto
Los dos nervios principales (diagonales) y los dos internos, que limitan el vano principal, convergen en una clave en forma de florón, bajo un rostro de adusto gesto. En tanto que apoyan su peso sobre columnas de fustes lisos y capiteles vegetales (aves enfrentadas en uno). Mientras que los arcos ciegos del presbiterio descansan sobre ménsulas ornamentadas (rostros de gestos plácidos y bondadosos frente a facies de mal cariz).

Ménsula de apoyo de un arco lateral derecho del presbiterio de la iglesia parroquial de Cubillo del César.
Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: pila bautismal románica de la iglesia parroquial de Cubillo del César.
También es reseñable una excelente pila bautismal románica (102 cm de altura y 115 de diámetro), de forma troncocónica, decorada por una cenefa de zarcillos y frutos. Por debajo de los cuales se aprecian una serie de arcos ciegos, de medio punto, que albergan variados motivos escultóricos: flor de lis, cruz paté, roseta hexapétala, obelisco y estrella de David.

Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: pila bautismal románica de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Cubillo del César
Entre los arcos, en las enjutas, se aprecian motivos vegetales, un tanto estilizados. El pie está adornado con una especie de sogueado.
Dado que acabo de mencionar a la rosa hexapétala como un elemento decorativo de esta pila bautismal, intentaré explicar, en las siguientes líneas, su posible significado.
Simbología de la roseta hexapétala
La roseta hexapétala es de raigambre celtibérica (cultura indoeuropea). Muy utilizada, posteriormente, por los romanos, como bien puede verse en muchas de las estelas funerarias de Nova Augusta. Y que, luego, emplearon con profusión los visigodos, verbigracia, en bastantes de las inscripciones del testero de la vecina ermita visigótica de Quintanilla de las Viñas, ampliamente descrita en otro artículo de este blog, como dijimos al principio.

En el exterior del ábside rectangular de la ermita visigótica de Quintanilla de las Viñas se utilizó repetidamente la representación de la roseta hexapétala.
Más tarde, siguió utilizándose en el arte prerrománico, así como en el románico.
Parece que simboliza al sol, a la inmortalidad y eternidad, por lo que se ha empleado prolíficamente en escenas funerarias, como símbolo de reencarnación. Aunque también es símbolo de fe, aludiendo a la luz eterna de un Ser Supremo: Júpiter, para los romanos; Dios y Jesucristo para el cristianismo. Otras veces, las rosas o rosáceas hexapétalas se han esgrimido como símbolos benefactores, de protección contra fuerzas malignas.
Así conceptuada, podríamos considerar que el centro de la rosa representaría el origen, el centro cósmico, en tanto que el disco circundante revelaría cambio, movimiento constante o cíclico, verdadera renovación.

Pila bautismal románica de Cubillo del César: roseta hexapétala cincelada a bisel
Ahora ya estamos en condiciones de seguir describiendo la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
Portada
En esta fachada meridional se sitúa la portada, constituida por cuatro arquivoltas de lisas dovelas, apuntadas, rematadas por chambrana abocelada, y apoyadas alternativamente sobre pilares y columnas de fustes lisos con capiteles vegetales (flor pentapétala), en las dos del lado derecho y en la más interna de la izquierda, dado que en el capitel más externo del lado izquierdo se aprecian rosetas hexapétalas.

Portada de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Cubillo del César
En la transición entre las arquivoltas (que apoyan) y los pilares y columnas (que sostienen) aparece una línea de imposta de nacela.
Sobre la puerta se observa un pequeño alero sobre modillones lisos, geométricos (nacela).
Cruz paté
También es destacable la presencia de una cruz paté o patada en la parte superior del pilar más interno del lado derecho, bajo la imposta. Es una cruz en la que sus brazos parecen estrecharse al llegar al centro, en tanto que se ensanchan en sus extremos. Tiene un cierto parecido con la que puede verse en la pila bautismal, aunque peor definida.
La cruz patada fue utilizada, por primera vez, por los caballeros de la Orden del Temple, merced a concesión del papa Eugenio III (24 de abril de 1147). Era de color rojo (la sangre de la vida, la vertida por Cristo), sobresaliendo en el manto de los Pobres Compañeros de Cristo y del Templo de Salomón, sobre su hombro izquierdo, encima del corazón.
Posteriormente fue emblema de los caballeros teutónicos (cruz paté negra sobre fondo blanco). Más tarde, esgrimida por Prusia y el imperio alemán (1871 a 1918), que aún pervive en el ejército alemán.

Exterior del ábside de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Cubillo del César
Exterior del ábside
Mientras rodeábamos exteriormente la iglesia apreciamos su ábside semicircular, con tres contrafuertes achaflanados, que limitan sus cuerpos, destacando, en el central, un modillón bajo el alero, que muestra un rostro con gesto contrito, de cuya cabeza sobresalen dos cuernos, por debajo del cual aparece una ventana de arco apuntado.

Cubillo del César: Canecillo (cabeza demoniaca, con cuernos) en el alero del ábside de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
Al acercarnos a los sillares, pudimos observar numerosas marcas de cantero, en forma de flecha acabada en punta, bien labrada.
Otras joyas patrimoniales de Cubillos del César
No deseo pasar por alto que Cubillo del César también posee un aula etnográfica, una hornera (de unos 200 años de antigüedad), un lavadero público y una fuente románica. Tales valores patrimoniales son concordantes con la generosidad y bonhomía de sus escasos habitantes, representados por Carmen y Paz, a las que mucho agradecemos los entrañables momentos que pasamos en su compañía. Todas ellas son auténticas joyas patrimoniales de la Tierra de Lara. Cómo no.
Después de visitar y apreciar con cierto detalle este templo religioso, creo que las iglesias de San Martín, del vecino Cubillejo de Lara, y la de La Natividad, de Lara de los Infantes, bien podrían constituir el contenido principal de un nuevo artículo de este blog.

Joyas patrimoniales de la Tierra de Lara: la ermita visigótica de Quintanilla de las Viñas, a los pies de Peñalara
Conclusiones
En este y otros artículos hemos visto sobresalientes obras de arte, en un trayecto inferior a 10 kilómetros. Empezamos con icnitas de dinosaurios de 144 millones de años. Continuamos describiendo el dolmen de Cubillejo de Lara, pueblo dotado de una notable iglesia, la de San Martín. Más tarde, visitamos los restos de los castros celtas de Peñalara y la Muela, algunos expuestos en el museo arqueológico de Burgos. Proseguimos con las ruinas del poderoso castillo de Lara, ahora un mero Picón.
Después, analizamos los vestigios romanos de Nova Augusta, sobre la que se asienta la actual Lara de los Infantes. No soslayamos la contemplación de una inscripción romana dedicada por Pompeius y Proculus a su sobrino, un aedil de 26 años, asentada en la fachada de la iglesia parroquial de Cubillo del César. Concluimos con la descripción artística de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Cubillo del César. Como hemos visto y repetido, se trata de joyas patrimoniales de la Tierra de Lara.
En fin, la conservación y promoción de nuestro patrimonio cultural, natural y artístico, se antoja crucial no sólo porque su simple contemplación pueda contribuir a enriquecer nuestra salud, sino porque, bien gestionado, constituye una fuente de riqueza material, que podría servir para que la gente que habita las tierras en las que se asienta, muchas del medio rural, no huya al medio urbano, contribuyendo, así, a reducir la despoblación que asola el agro.
Dr. Félix Martín Santos
Bibliografía:
1) Teófilo López Mata. El castillo de Lara. Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Burgos. 2º trim. 1928, año 7, n. 23, pag. 296-302
2) Gonzalo Martínez Díez. El Condado de Castilla (711-1038): la historia frente a la leyenda. Tomo I. Marcial Pons. 2005. ISBN 9788495379948.
3) ERLara = ABÁSOLO, José Antonio: Epigrafía Romana de la región de Lara de los Infantes, Burgos, Diputación Provincial de Burgos, 1974.
4) ABÁSOLO, José Antonio, GARCÍA ROZAS; Rosario: Carta Arqueológica de la Provincia de Burgos. Partido Judicial de Salas de los Infantes, Burgos, Diputación Provincial de Burgos, 1980.
5) Albertos Mª L. 1979): “La onomástica de la Celtiberia”. Actas del II Coloquio sobre Lenguas y Culturas Prerromanas de la Península Ibérica. Tübingen, 1976, Salamanca, 131-179. Alfayé, S
6) José Antonio Abásolo. 1977. Las estelas decoradas de la región de Lara de los Infantes. Dialnet. unirioja.es.
7) Bruno P. Carcedo de Andrés . Universidad de Burgos. «Nova Augusta» (Lara de los Infantes, Burgos): una nueva inscripción con mención a la edilidad y reflexiones sobre las magistraturas . Gerion. Revista de Historia Antigua. Vol. 36 Núm. 1. 229-246. Marzo, 20 18. Ediciones Complutense. https://doi.org/10.5209/GERI.60301.
8) Nuevas estelas romanas en Lara de los Infantes (Burgos). Bruno Pedro Carcedo de Andrés, Gerardo Martínez Díez. Recibido: 30/07/2017 · Aceptado: 13/11/2017DOI: http://dx.doi.org/10.5944/etfii.30.2017.19353. UNED. Facultad de Geografía e Historia. Serie II. Historia Antigua. Número 30. 2017.
9) Carcedo de Andrés, Bruno Pedro. Onomasticon Burgensis. La antroponimia de Clunia. Universidad de Burgos. 2011.
Poco más que añadir a lo ya comentado en la primera parte que dedicas a Tierra de Lara, comarca singular donde las haya. El gran mérito de tus artículos, Félix, es el foco que pones sobre zonas alejadas de las rutas más trilladas para que tus lectores se animen a recorrerlas. Les animo, siguiendo el camino que describes, a que se adentren en ellas. No saldrán decepcionados. Mil gracias, Félix, como siempre.
Espectacular descripción de la historia y del arte de la zona, desde sus inicios.
Conocía detalles sueltos por familiares nacidos allí, pero me faltaba un relato que lo uniera todo.
Me guardo el enlace para pasarlo a papel, y así, la familia lo pueda disfrutar.
!Gracias Félix!