Ermita de San Olav

Ermita de San Olav, en el valle de los Lobos (Covarrubias)

Ermita de San Olav, en el valle de los Lobos (Covarrubias). Primera ermita edificada en el siglo XXI, plena de originalidad y simbología.

  1. Fachada sur
  2. Fachada oeste y atrio porticado
  3. Fachada norte
  4. Fachada este
  1. Galería de acceso
  2. Nártex
  3. ¿Cómo es la pila bautismal de la ermita de San Olav?
  4. ¿Cómo son y de qué están constituidos los antefijos y los pilares de piedra que separan el nártex de la nave?
  5. Inscripciones en los pilares
  6. ¿Qué son los antefijos?
  7. Texto entre los antefijos de piedra
  8. El patio y la pieza de servicios
  9. La nave/platea
  10. La sacristía/camerino
  11. El púlpito/tribuna
  12. El coro/escenario
  13. Presbiterio y altar

Introducción

La ermita de San Olav es un edificio moderno (siglo XXI) que sorprende tanto por su atrevida originalidad cuanto por su profunda y meditada simbología. Se construyó con el propósito de honrar la figura de San Olav, quien introdujo el cristianismo en Noruega. Así, ocho siglos más tarde, pudo cumplirse la promesa dada por un infante castellano, don Felipe, a su esposa, la princesa Cristina de Noruega.

Este singular templo es el destino final del Camino de San Olav. Ruta de 60 kilómetros que se inicia en la plaza del rey San Fernando, enfrente de la Catedral de Burgos, y discurre por numerosos pueblos y parajes del legendario Alfoz de Lara, para concluir en la ermita de San Olav.

Recordemos que el mérito de su creación e impulso es de la Asociación para el Desarrollo de la Tierra de Lara.

 

Ermita de San Olav: obra de arte del siglo XXI

Ermita de San Olav: obra de arte del siglo XXI

 

Camino de San Olav: últimos kilómetros hasta llegar a la ermita de San Olav

En anteriores artículos de este blog hemos descrito los últimos ocho kilómetros del Camino de San Olav, los que discurren entre Mambrillas de Lara y la ermita citada. Durante los dos primeros kilómetros remontamos la dehesa de Mambrillas de Lara. Lo que permitió pasar de uno de los quejigares más extensos del mundo a probablemente uno de los sabinares mejor conservados y vastos del planeta. Tanto como para crearse el Parque natural Sabinares del Arlanza-La Yecla.

Precisamente, los peregrinos de esta ruta deben caminar durante los tres siguientes kilómetros por este extraordinario sabinar. Hasta llegar a las Tenadas del Cerro, ancestrales cabañas de ovejas a punto de arruinarse, como bien describimos en la entrada correspondiente.

Finalmente, el Camino de San Olav se adentra en el territorio de la encina, en un trayecto de tres kilómetros, hasta llegar a la ermita de San Olav. Recorrido que también hemos descrito en este blog: “Camino de San Olav burgalés: de las Tenadas del Cerro hasta la ermita de San Olav”.

 

Graderío junto a la ermita de San Olav, con la torre exenta al fondo.

Graderío junto a la ermita de San Olav, con la torre exenta al fondo.

 

Ermita de San Olav: primeras impresiones    

Reconozco que cuando la presencié por primera vez obtuve impresiones ambivalentes. Por una parte, cierto disgusto porque me parecía ver, a distancia, una construcción fabril, más de cerca, el vagón de un antiguo ferrocarril. Por otra parte, me infundía ánimo la sensación de vigor y poderío emanada de sus acerados materiales, con su original combinación de formas y volúmenes. Dotada con un curioso graderío delante de su imponente torre de oxidado acero, enfrente de la fachada norte del edificio. Mientras, el canto de mirlos, pinzones y petirrojos dulcificaban el paraje.

Posteriormente, a medida que me aproximaba e intentaba interpretar su significado, se acrecentaban las sensaciones placenteras y de afecto por esta ermita, considerada como la primera construida en el siglo XXI. Aunque el mayor placer lo obtuve cuando volví a visitarla, tras leer las claves de su construcción, magníficamente explicadas por Pablo López Aguado, uno de los dos arquitectos responsables de su diseño. El otro es Jorge González Gallego, ambos de la Escuela de Arquitectura de Valladolid.

Selección de los arquitectos responsables: : Pablo López Aguado y Jorge González Gallego

Llegado a este punto, bueno es que precisemos que los dos arquitectos anteriormente citados no fueron elegidos al azar, sino que debieron superar un concurso. El convocado, en abril del 2002, por la Fundación Kristina de Noruega en colaboración con el Ayuntamiento de Covarrubias, la Escuela de Arquitectura de Oslo y la Escuela de Arquitectura de Valladolid, patrocinado por la Real Embajada de Noruega en España.

El jurado, constituido por arquitectos de reconocido prestigio de ambos países, tras evaluar los 32 proyectos presentados, concedió una mención de honor a siete proyectos en tanto que a tres los calificó con un accésit.  Sin embargo, fue el Patronato de la Fundación Princesa Kristina de Noruega la que decidió el proyecto ganador. El de los arquitectos anteriormente mencionados, pues era el que se ajustaba mejor a las funciones del edificio, tanto a las religiosas cuanto a las culturales.

En las siguientes líneas vamos a describir esta singular construcción, cuya planta, con la cabecera orientada al este, representa el cuerpo de San Olav encerrado en su armadura de acero, según Pablo López.  Primero vamos a referir las características geométricas del edificio.  Luego, describiremos el exterior y, más tarde, continuaremos con el interior.

Unidad geométrica del edificio: ángulos de 95 y 105 grados

Los arquitectos de esta ermita decidieron que los ángulos que otorgaban tanto una mejor acústica como un mejor control del espacio eran los de 95 o y 105 o. Que al ser mayores que el de 90 o, ofrecen una singular perspectiva. Véase, en las esquinas, donde podemos apreciar simultáneamente el paramento que tenemos enfrente y el perpendicular a nosotros.

El esfuerzo unificador fue notable, pues plasmaron estos ángulos en toda la construcción. O sea, en planta, en sección, en alzado, en la geometría de las armas icónicas (hacha, lanza y espada), en la proyección de las facetas de los pilares de piedra del interior, en el desarrollo de la torre exenta, así como en su hueco de campanario.

Por si esto fuera poco, también emplearon los citados ángulos en el diseño del terreno urbanizado y del anfiteatro del exterior, en los cortes de los canalones, etc.

Descripción del exterior de la ermita de San Olav

Primero describiremos su fachada sur, el atrio, orientado al oeste, la fachada norte y, finalmente, la fachada este. Luego describiremos la torre y el graderío.

Fachada sur

Cuando nos aproximamos por el sur, vemos un hermético paramento acerado, desprovisto de fuentes de iluminación natural, pues no vemos ventanas ni otros vanos por donde pudiera entrar la luz solar. Enseguida, nos llama la atención, la presencia de una especie de caja rectangular que sobresale del conjunto, con una cruz en la parte orientada al este. En tanto que en la porción frontal de la misma, la meridional, aparece superpuesta una pequeña lámina acerada, con dos cuadrados superiores (uno negro, el otro marrón, de acero oxidado) y dos rectángulos inferiores (también negro y marrón, con coincidencia cromática en la diagonal).

 

Ermita de San Olav: fachada sur.

Ermita de San Olav: fachada sur.

 

Este espacio que sobresale corresponde a la sacristía interior, cuando se utiliza para fines religiosos, o al camerino de los artistas y músicos, cuando se trata de fines culturales. La lámina adherida o superpuesta es corrediza, a fin de dejar ver la  luz natural, tras activar el correspondiente mecanismo corredizo.

Fachada oeste y atrio porticado

Si avanzamos hacia el oeste, veremos una pequeña rampa de cemento, que nos permite acceder a un atrio de madera de pino. Ubicado junto a un pequeño paramento metálico, orientado al oeste, sobre el que destaca una cruz, en el cuadrante superior derecho, en tanto que del izquierdo surge un canalón metálico.

 

Fachada occidental y atrio de madera de pino

Fachada occidental y atrio de madera de pino

 

Sólo tenemos que remontar la rampa para situarnos en el cálido atrio porticado.  Los autores decidieron hacerlo bajo y profundo, con objeto de que los peregrinos o visitantes ocasionales puedan protegerse de las inclemencias meteorológicas, tanto de la lluvia y frío como del tórrido calor. Al tiempo que, sentados en el banco, se beneficien con la contemplación del paisaje.  Pablo López y Jorge González, quisieron honrar a los atrios porticados españoles, tan comunes en la puerta de las iglesias y ermitas, donde la gente se socializaba con primor.

En este pórtico, podemos ver, de frente, un tablero de corcho, donde figura el horario y teléfonos de contacto. Por encima del cual, aparece el emblema del Camino de San Olav, indicándonos que estamos en un punto de sellado del mismo. Más a la derecha, se observa una nota explicativa del origen del edificio y de las funciones del mismo. En la parte inferior, hay un banco corrido, también de madera de pino.

A nuestra izquierda, o sea, al norte, tenemos la puerta de acero del edificio noble, sobre la que destaca una cruz, cuyo brazo largo está cubierto, en parte, por una funda de cuero.  A la izquierda de la misma está grabada la siguiente inscripción: CAPILLA St OLAV KAPELL.

 

En la puerta principal junta a una cruz hay una inscripción: CAPILLA St OLAV KAPELL.

En la puerta principal junta a una cruz hay una inscripción: CAPILLA St OLAV KAPELL.

 

A nuestra derecha, mirando al sur, hay una alargada ventana horizontal que nos deja ver el encinar vecino y la superficie por donde accedimos a la ermita.

 

Ermita de San Olav: ventana alargada, orientada al sur, del atrio

Ermita de San Olav: ventana alargada, orientada al sur, del atrio

 

Fachada norte      

Después de ver el atrio porticado, nos dirigiremos hacia el norte, bordeando el edificio en dirección hacia el graderío y torre, que dejaremos a nuestra espalda, con objeto de apreciar la fachada septentrional de esta ermita.

Si la recorremos de izquierda a derecha, de oeste a este, veremos una serie de detalles que rompen la monotonía de sus planchas de acero. Lo primero que nos llama la atención es la presencia de una cruz, en la parte alta, orientada, obviamente, al norte.

 

Ventana hacha de la fachada norte de la ermita

Ventana hacha de la fachada norte de la ermita

 

A continuación, observaremos una parte del sistema de iluminación fundamental de la ermita. El constituido por la presencia de tres ventanas, de formas angulosas, cuya chapa de acero exterior, la que ahora vemos, penetra en el interior, exhibiendo tanto por fuera como por dentro la imagen de un arma: hacha, lanza y espada.

 

Ventana lanza de la fachada septentrional de la ermita del santo noruego

Ventana lanza de la fachada septentrional de la ermita del santo noruego

 

Los arquitectos de esta obra quisieron recordar con estas originales ventanas cuáles fueron las armas que causaron las heridas y, posterior, muerte de San Olav. Como ya hemos referido en otros artículos de este blog, Olaf II sufrió un hachazo en su rodilla, una lanzada en el pecho, y un tajo de espada en el hombro. En consecuencia, los iconos del hacha, lanza y espada aparecen secuencialmente en los paramentos septentrionales de esta construcción.

 

Ermita de San Olav: ventana espada de la fachada norte.

Ermita de San Olav: ventana espada de la fachada norte.

 

Además, para enfatizar la gravedad de las lesiones con armas tan contundentes, que perforaron la armadura del rey noruego, penetrando trozos del metal en los tejidos heridos, decidieron prolongar la lámina acerada externa hasta el interior de la ventana. Lo que, por otra parte, genera una especie de abocinamiento que circunscribe o focaliza mucho la iluminación. Como acontece en las iglesias prerrománicas, en las que tanto se inspiraron los autores de esta ermita.

 

Ventana hacha de la fachada norte de la ermita de San Olav. Por delante, Miguel Jorge, entrañable amigo, guía y protector de la ermita.

Ventana hacha de la fachada norte de la ermita de San Olav. Por delante, Miguel Jorge, entrañable amigo, guía y protector de la ermita.

 

De esta forma, se consigue ocultar la fuente de luz al tiempo que se exhibe su halo, lo que posibilita vaciar el icono del arma. Así, al entrar en la capilla, puede apreciarse iluminado y recortado en un plano oscuro, en tanto, que al salir se observa vaciado en negro sobre la iluminada chapa.

 

Fachada norte, con el portón/ventanal abierto,

Fachada norte, con el portón/ventanal abierto,

 

En la fachada norte, por delante de la ventana lanza, aparece un gran portón/ventanal, que sólo se descorre o abre en los actos culturales, lo que aumenta extraordinariamente la iluminación del interior. Aunque su función principal es la de permitir que el espacio reservado para el coro de la iglesia se convierta, ahora, en un escenario, en el que se puedan representar obras de diversa naturaleza para un público sentado en las gradas de enfrente, entre la torre y la ermita.

Fachada este

El gran protagonista de esta fachada es un gran ventanal. Detrás del cual, aparecen siete vigas paralelas de madera de pino, que remedan la celosía de muchas iglesias medievales y que, en nuestra ermita, representan la principal fuente de luz difusa, que recae sobre el espacio reservado al santuario. Esto es, el presbiterio, donde la estatua del santo, quedará en contraluz.

 

Ermita de San Olav: Celosía de la fachada este

Ermita de San Olav: Celosía de la fachada este

 

Pablo López Aguado apuntaba en su informe sobre las “Claves de la capilla y torre de San Olav, que, a través de esta fuente luminosa, “se disfruta del verde del sabinar, cuyo tono reflejado impregna la luz de este ventanal. Su carácter de perenne es muy adecuado como metáfora de transcendencia”.

Todo muy atinado, excepto la presencia de sabinar, pues enfrente de esta gran celosía sólo se halla una joven y pequeña sabina, el resto son encinas. Es, pues, el verde perenne del encinar el que impregna el citado ventanal.

Interior de la ermita de San Olav

Describiremos los diversos espacios interiores siguiendo el orden de distribución de los mismos, percibido a medida que avanzamos por el interior de la ermita, como sigue: galería de acceso, el nártex, patio y pieza de servicios, la nave/platea, la sacristía/camerino, el pulpito/tribuna, el coro/escenario, el presbiterio y altar.

Galería de acceso

Nada más entrar por la puerta ubicada en el atrio nos encontramos con un estrecho y alargado pasillo, casi en penumbra, pues la única fuente de luz es la que entra tenuemente por la ventana hacha. De esta forma, nuestros ojos enfocan el espacio situado al fondo, el del púlpito, donde hay una cruz, iluminada por la ventana lanza y realzada por la clara madera del presbiterio.

En realidad, los arquitectos responsables de este edificio, quisieron que esta oscura galería ejerciera una función de filtro entre un exterior luminoso, de generosa naturaleza, y la nave principal. El color oscuro de la madera de wengé (negro rojizo o marrón) empleada en paredes y techo de esta galería consigue el efecto propuesto.

A medida que avanzamos, podremos observar cómo el color de la madera utilizada va progresando en claridad. De manera que pasamos de la oscuridad de la galería (por el dominante wengé) a colores progresivamente menos oscuros, como el sapelly y el cedro. Hasta llegar a los aún más claros del presbiterio y altar, donde prevalecen el cerezo y el abedul.

Con estos dos últimos colores se quiso hacer un guiño a los grandes patrocinadores de esta obra. Esto es, al ayuntamiento de Covarrubias, mediante el empleo de la madera de cerezo, árbol muy abundante y mimado en Covarrubias; y al gobierno de Noruega, donde el abedul se desarrolla abundantemente.

 

Ermita de San Olav: Galería de acceso

Ermita de San Olav: Galería de acceso

 

Circunstancialmente, este espacio puede acoger exposiciones temporales”, refería Pablo López en su didáctico y exhaustivo informe.

El nártex

Nada más traspasar la galería, nos encontramos con un espacio de mayor altura, aunque no tanta como la de la nave o sala siguiente. Es el nártex, superficie destinada, desde el Medievo, a los penitentes y catecúmenos (no bautizados), donde se colocaba la pila bautismal, por lo que también ejerce la función de baptisterio.

 

Imagen parcial del nártex.

Imagen parcial del nártex.

 

Ermita de San Olav: el nártex, con la pila bautismal, separado de la nave por dos poderosos pilares, con la puerta abierta del patio exterior, que deja pasar la luz

Ermita de San Olav: el nártex, con la pila bautismal, separado de la nave por dos poderosos pilares, con la puerta abierta del patio exterior, que deja pasar la luz

 

Vista del nártex desde la nave, con la puerta de acceso al patio exterior cerrada.

Vista del nártex desde la nave, con la puerta de acceso al patio exterior cerrada.

 

¿Cómo es la pila bautismal de la ermita de San Olav?

Nuestro nártex también posee una pila bautismal de piedra, octogonal, con una imagen de San Olav grabada, al lado de un pequeño pocillo, donde se deposita el agua del bautismo.

 

Ermita de San Olav: Pila bautismal con la imagen tallada de San Olav

Ermita de San Olav: Pila bautismal con la imagen tallada de San Olav

 

Nuestros arquitectos asociaron el ocho al bautismo porque Cristo fue circuncidado (rito asociado al bautismo) al octavo día. Además, también fueron ocho los pasajeros del arca de Noé que se salvaron de las aguas. Algo muy utilizado, posteriormente, en temas bautismales.

¿Cómo son y de qué están constituidos los antefijos y los pilares de piedra que separan el nártex de la nave?

La superficie del nártex de la ermita de San Olav está separada de la nave por dos grandes pilares de piedra caliza. Cada uno elaborado con una sola pieza, de tres toneladas de peso, de 3 metros 40 centímetros de alto y con una base de 60 x 60 cm.

La iluminación de este espacio se consigue a través de un hueco rasante de techo a suelo que genera una luz indirecta, la cual se refleja en el tono cálido de la madera de sapelly.

 

Pila bautismal y luz indirecta en el nártex, por el hueco rasante de suelo a techo, reflejándose en la madera de sapelly.

Pila bautismal y luz indirecta en el nártex, por el hueco rasante de suelo a techo, reflejándose en la madera de sapelly.

 

También es una superficie de transición al pequeño patio exterior y de acceso a los servicios, muy necesarios en las actividades culturales del edificio.

Inscripciones en los pilares

En el pilar izquierdo, según miramos hacia la nave, se aprecia en su tercio medio la siguiente inscripción: SUPER HANC PETRAM. En tanto que en el derecho puede verse grabado en su parte inferior la palabra OLAF. ¿Qué nos pretenden decir los arquitectos con estas inscripciones? Pues, según Pablo López, tales palabras pretenden mostrar la duplicidad de confesiones cristianas, o sea, la católica de España y la luterana de Noruega.

 

Ermita de San Olav: Pilar que separa el nátex de la nave, con la inscripción SUPER HANC PETRAM (sobre esta piedra)

Ermita de San Olav: Pilar que separa el nátex de la nave, con la inscripción SUPER HANC PETRAM (sobre esta piedra)

 

El significado de SUPER HANC PETRAM, es “sobre esta piedra”, que forma parte de una conocida inscripción católica de la basílica de San Pedro en Roma: TV ES PETRUS ET SUPER HANC PETRAM AEDIFICABO ECCLESIAM MEAM, esto es, “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia”.

Dado que los arquitectos de esta obra seleccionaron la parte central de la cita, su lectura admite dos interpretaciones. Así, los católicos pueden sobreentender el resto de la cita. Mientras que los protestantes e incluso los no creyentes pueden quedarse con la traducción literal, “sobre esta piedra”, a fin de dar relevancia a los grandes pilares pétreos que soportan el peso de la techumbre de esta edificación. Sobre los que se apoyan unas vigas rojas, simbolizando la sangre del mártir.

Por otra parte, Olaf es el patrono nacional de Noruega y, por ello, se le adscribe al protestantismo imperante en este país escandinavo. Aunque también sea un santo de la iglesia católica.

¿Qué son los antefijos?

Son dos grandes sillares situados por encima de los pilares, que, aunque no se apoyan directamente sobre ellos, simulan los clásicos capitales con que se rematan las columnas. Tanto sus medidas (60x60x150 cm) como su peso (1300 kg cada uno) son bastante respetables. Por otra parte, se extienden de dentro a fuera.

Si nos fijamos bien descubriremos que sobre su superficie aparecen unas tallas singulares. Así, el que está situado a la izquierda de la nave (lado del Evangelio) tiene grabado, por dentro, la imagen femenina del Sol. Por fuera, tiene tallado el escudo de Noruega: un león rampante con corona, sosteniendo un hacha con las dos manos. Pretende representar a la princesa Kristina de Noruega.

 

Ermita de San Olav: Antefijo que muestra una luna masculina como representación del infante don Felipe.

Ermita de San Olav: Antefijo que muestra una luna masculina como representación del infante don Felipe.

 

Su esposo, el infante don Felipe de Castilla, está representado mediante una imagen masculina de la Luna. Visible en la parte interna del sillar derecho (lado de la Epístola), en tanto que en la parte externa puede apreciarse el escudo de Castilla.

Los relieves internos, del Sol y de la Luna, son idénticos a los observados en la vecina ermita visigótica de Quintanilla de las Viñas.

 

Fachada norte sobre la que se aprecia la parte externa del nártex de la que surgen los antefijos con los escudos de Noruega y de Castilla y León.

Fachada norte sobre la que se aprecia la parte externa del nártex de la que surgen los antefijos con los escudos de Noruega y de Castilla y León.

 

Ermita de San Olav: Escudo de Noruega grabado en la parte externa del antefijo izdo

Ermita de San Olav: Escudo de Noruega grabado en la parte externa del antefijo izdo

 

Escudo de Castilla y León grabado en la cara externa del antefijo derecho de la ermita de San Olav

Escudo de Castilla y León grabado en la cara externa del antefijo derecho de la ermita de San Olav

 

A mi entender, la calidad de la talla de los relieves internos es aceptable. Todo lo contrario que la exhibida en la parte externa. Verbigracia, el que representa a Castilla y León tiene una talla desigual y desproporcionada en la imagen del castillo y muy desafortunada en la imagen del león, que parece más un gato que el rey de los felinos.

Según Pablo López, la talla de estos sillares también pretende ser una metáfora del matrimonio de Cristo con su iglesia.

Texto entre los antefijos de piedra

Los arquitectos que diseñaron esta iglesia concibieron una inscripción votiva mediante un texto en latín, entre los antefijos de piedra. Con ella, la Fundación Kristina de Noruega, pretende cumplir, por fin, la promesa del infante don Felipe a su joven esposa: la construcción de una iglesia en honor de San Olav.

El texto grabado es el siguiente:

NOS· KRISTINA· TVM NOMEN FERENTES· VOTVM · QVOD PRO VTRIVSQVE POPVLI AMICITIA SUSCEPIMVS· TIBI SOLVIMVS· IN HONOREM TVM ATAVIQUE TVI SANCTI OLAVI K ATQ AD MAIOREM DEI GLORIAM · IOHAÑE CAROLO XXXVI AR· HARALDO VERO ANN XXI.

La traducción es como sigue: “Nosotros que llevamos tu nombre, Kristina, cumplimos hoy la promesa que se te hizo por la amistad de dos pueblos, en tu honor y en el de tu antepasado Olav el santo, y a mayor gloria de Dios. Reinando Juan Carlos en su 36º año, 21º de Harald”.

 

Ermita de San Olav: el acceso desde el nártex a la pieza de servicios está separado por un pequeño patio exterior.

Ermita de San Olav: el acceso desde el nártex a la pieza de servicios está separado por un pequeño patio exterior.

 

El patio y la pieza de servicios

El diseño de este pequeño patio exterior es para que los que, durante los actos culturales, deseen utilizar los aseos no se topen directamente con ellos, nada más salir del edificio noble. De esta forma, este patio permite una sutil transición del recinto sagrado o/y cultural y la pieza de servicios. La cual contiene una especie de salita de espera con un banco en hornacina en el muro, desde la que se accede a dos servicios adaptados para discapacitados. Así como un almacén y cuarto de máquinas, como las del aire acondicionado.

Según mi criterio, el ingenio de los arquitectos brilla en la concepción de esta sala. El techo es recorrido por siete vigas, desde los pilares que la separan del nártex hasta el altar y santuario, donde se apoyan en siete pies de sostén. Remedando, a este nivel, el aspecto de una celosía, tan del gusto medieval. Además, al converger todas en el santuario, aumentan la sensación perspectiva de fuga y, por ende, la dimensión de la sala parece mayor de la real.

 

Ermita de San Olav: La nave con las 7 vigas de pino que recorren su techo hasta desembocar en el santuario, donde descansan sobre 7 verticales vigas, adoptando la forma de celosía. En la foto se observa el portón/ventanal del coro absolutamente abierto, a fin de facilitar ciertos actos culturales.

Ermita de San Olav: La nave con las 7 vigas de pino que recorren su techo hasta desembocar en el santuario, donde descansan sobre 7 verticales vigas, adoptando la forma de celosía. En la foto se observa el portón/ventanal del coro absolutamente abierto, a fin de facilitar ciertos actos culturales.

 

Nave con el portón del coro cerrado, mostrando cómo las vigas recorren el techo hasta apoyarse en el altar en 7 vigas verticales, entre cuyos espacio entra la luz a modo de una celosía medieval.

Nave con el portón del coro cerrado, mostrando cómo las vigas recorren el techo hasta apoyarse en el altar en 7 vigas verticales, entre cuyos espacio entra la luz a modo de una celosía medieval.

 

 

Ermita de San Olav: Vista de la nave desde el nártex, con el presbiterio y altar al fondo.

Ermita de San Olav: Vista de la nave desde el nártex, con el presbiterio y altar al fondo.

 

Otro detalle a considerar, es la disposición escalonada de los paneles del techo en forma de dientes de sierra, lo que mejora la acústica y la iluminación.

Llegado a este punto es fácil que nos invada el prurito por conocer el motivo  por el que los arquitectos de esta original obra eligieron el número siete para las vigas y apoyos correspondientes. Para ello, no hay mejor respuesta que la ofrecida directamente por López Aguado: “El número siete tiene una gran importancia en la tradición cristiana: siete son los sacramentos, y siete las virtudes que se oponen a los siete pecados capitales. Siete iglesias de Asia se citan en el Apocalipsis, el libro leído con más interés en la Edad Media”.

Por otra parte, esta sala dispone de dos orientaciones o usos diferentes. Uno, el puramente religioso, cuando los fieles se disponen mirando de frente, al este, en el sentido del presbiterio, donde está el altar y el santuario, dejando a su izquierda, al norte, el espacio elevado destinado al coro. Dos, el uso meramente cultural, para el que los espectadores dirigen su mirada al coro, ahora convertido en escenario, dejando a su derecha, en un plano secundario, el altar y el santuario.

La sacristía/camerino

Este espacio está oculto en el paramento, a nuestra derecha, según miramos hacia el altar, necesitando correr su deslizante puerta para acceder al mismo. Se trata también de un espacio de doble uso: por una parte, sirve como sacristía para el cura; por otra, se comporta como un auténtico camerino para los artistas.

Una vez ubicados en él, observaremos un gran ventanal, orientado al sur, protegido por una contraventana corrediza de acero. También con doble función. De manera que cuando está cerrada, otorga intimidad y quietud. En cambio, cuando se descorre se alegra el ambiente, tanto por el torrente de luz que penetra cuanto por la contemplación del paraje natural circundante.

El púlpito/tribuna

Seguimos describiendo espacios con la doble función mencionada, la religiosa y la cultural. Así, entre el coro y el presbiterio se encuentra un espacio elevado, iluminado por la ventana espada. Se comporta como púlpito, desde el que se efectúan las lecturas y homilías, y como tribuna, para impartir docencia y conferencias durante los actos culturales.

Dispone de la única cruz del interior de la iglesia. En el exterior, como antes dijimos, existen cuatro cruces, cada una orientada a un punto cardinal.

 

Púlpito/tribuna, con su cruz y su ventana espada. Con el portón del coro cerrado, la iluminación es más tenue, dependiendo fundamentalmente de la procedente de la ventana espada.

Púlpito/tribuna, con su cruz y su ventana espada. Con el portón del coro cerrado, la iluminación es más tenue, dependiendo fundamentalmente de la procedente de la ventana espada.

 

Ermita de San Olav: Púlpito/tribuna, con su cruz y su ventana espada. El portón abierto del coro aumenta la iluminación en exceso.

Ermita de San Olav: Púlpito/tribuna, con su cruz y su ventana espada. El portón abierto del coro aumenta la iluminación en exceso.

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El coro/escenario

Para actos culturales puede emplearse tanto como espacio cerrado cuanto como espacio abierto. En el primer caso, sirve de escenario con una acústica privilegiada para escuchar con nitidez actuaciones musicales, pues “el abocinamiento de su geometría y la relación con los escalonamientos de los techos permite una calidad y calidez adecuadas del sonido, lo que permite tanto la música como la palabra sin amplificar”, según refiere Pablo López en su brillante informe sobre “Claves de la capilla y torre de San Olav”.

 

Ermita de San Olav: Coro/escenario con el portón/ventanal cerrado.

Ermita de San Olav: Coro/escenario con el portón/ventanal cerrado.

 

Coro/escenario con el portón abierto, dejando entrar la luz al tiempo que se contempla el graderío y el arranque de la torre.

Coro/escenario con el portón abierto, dejando entrar la luz al tiempo que se contempla el graderío y el arranque de la torre.

 

La gran capacidad absorbente de los materiales empleados en esta capilla contribuye a acortar el Tiempo de Reverberación (tiempo que permanece el sonido flotando antes de extinguirse) hasta alcanzar un valor óptimo, según Miguel Jorge, gran amigo, que dedica una parte de su tiempo a mostrar esta ermita a los que tienen la suerte de acercarse a contemplarla. Así me lo refirió: “Cuando Ricardo, un joven músico, estuvo, hace un tiempo, analizando la acústica de nuestra capilla comprobó que tenía un Tiempo de Reverberación ideal: 0,3 segundos”.  Gran logro, pues en un locutorio de radio este tiempo oscila de 0,2 a 0,4 segundos.

Cuando se convierte en un espacio abierto, tras abrir el cierre metálico del portón/ventanal, observaremos las gradas y el arranque de la torre. De esta suerte, puede incrementarse sensiblemente el auditorio, desde las poco más de cien personas que caben en la sala interior hasta las que puedan distribuirse sentadas en las gradas y en torno a la torre. Ahora, la acústica depende de la especial distribución de este emblemático valle, rodeado por el encinar y por los estratos sedimentarios calizos, que otorgan una apreciable acústica. Aunque mejorable con la amplificación correspondiente.

En caso de emplear este espacio para los actos religiosos, su función es la de coro, donde pueden situarse los músicos y corales. Además, según nuestro arquitecto, es el lugar adecuado para colocar a los novios que van a casarse.

El presbiterio y altar

La iluminación de este espacio tiene dos orígenes. Uno, la tenue luz que entra por la ventana espada del púlpito. El otro, la potente luz que penetra a través de la moderna celosía constituida por los siete pilares verticales, que sirven de apoyo a las vigas que recorren toda la sala. Justo en ese espacio más elevado, pleno de luz, donde convergen las vigas citadas, se ubica una estatua de San Olav, en un cuadrado marcado en el pavimento.

 

Ermita de San Olav: presbiterio, altar, santuario.

Ermita de San Olav: presbiterio, altar, santuario.

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Después de describir los espacios interiores así como el exterior de la ermita, dedicaremos las siguientes líneas a la torre exenta.

Ermita de San Olav: torre exenta

Se decidió que la torre de esta construcción se alzara fuera de la misma, a fin de aprovecharla como elemento de cierre del auditorio externo generado por la pendiente natural de este pequeño valle y por el resguardo lateral ofrecido por el encinar y los enhiestos sedimentos calizos.

Además, la terraza con bancos corridos, a modo de gradas, constituye una especie de platea. En tanto que la pendiente suprayacente es idónea para sentarse o, si hubiera mucha gente contemplando alguna manifestación cultural, para apiñarse de pie.

 

Aterrazamiento con bancos corridos a modo de gradas, con la torre al fondo.

Aterrazamiento con bancos corridos a modo de gradas, con la torre al fondo.

 

En principio, tras analizar la relación entre la altura de los montes circundantes y la profundidad del espacio hasta la capilla, la torre exenta de esta capilla iba a tener una altura de 30 metros. Pero, luego, los arquitectos responsables decidieron que tuviera una altura un poco menor (29,7), a fin de hacerla coincidir con la fecha en la que murió San Olav: el 29 de julio del 1030.

Según mi criterio, el análisis de esta construcción despierta un notable sentimiento de admiración por el trabajo realizado por Pablo López y Jorge González, pues, además de cuidar todos los detalles de su original diseño, la dotaron de una fuerte carga simbólica.

 

Ermita de San Olav: Vista de la Torre rodeada de farallones rocosos y el denso encinar.

Ermita de San Olav: Vista de la Torre rodeada de farallones rocosos y el denso encinar.

Así, por ejemplo, decidieron otorgarle una triple función a la torre. La primera y principal, la de albergar el campanario. La segunda, la de servir de hito visual en el paisaje, sobre todo cuando contemplamos el conjunto de frente, dado que si lo observamos lateralmente, la relevante altura de los farallones calizos que la rodean amortigua bastante el efecto visual.

La tercera, comportarse como un auténtico mirador (ubicado a los 24 metros de altura) del bello entorno natural, merced a la existencia de un balcón en su parte superior. Aunque, por desgracia, es poco operativo por carecer de una escalera pública que reúna unas aceptables condiciones de seguridad y comodidad, como consecuencia de las limitaciones presupuestarias.

El campanario dispone de una campana, de nombre Kristina, donada por la ciudad de Tonsberg, de donde era natural nuestra princesa noruega. En su superficie está grabada la siguiente frase: “DONUM A TONSBERG ANNO MMXI)”.

No olvidemos un último detalle de esta campana: su tañido es en el tono de La.

Impresiones finales

En fin, después de observar con ojos y mente abierta esta construcción artística, he podido mejorar mi pobre impresión inicial, hasta considerarla una excepcional obra de arte. Lo que hace que me reafirme en una vieja idea: “No juzguemos las cosas a la ligera, pues nos quedaremos con lo superficial y vacuo. Sólo un análisis profundo puede permitir comprender la esencia de ciertas obras complejas y originales, cuyo atractivo no resalta con una simple mirada sino buceando en su interioridad.

 

                                                              Dr. Félix Martín Santos

 

 

 

4 Comentarios

  1. El artículo es muy interesante, muy bien analizado y descrito. Félix destacas muchos hechos:
    La espléndida labor de la Asociación para el Desarrollo de la Tierra de Lara.
    El cumplimiento de una promesa después de 800 años.
    La amistad entre Noruega y España.
    Los encantos del Camino.
    La impresión recibida en tu primera toma de contacto con el edificio y tu posterior reflexión.
    La originalidad y simbología de la construcción. Su interrelación entre las formas de las ventanas y las armas que hirieron al mártir, o la de la altura de la torre y la fecha del martirio de San Olav. Me han parecido espléndidas la silueta de la torre y su ubicación.
    ¡ Que bonita la nave/platea con sus 7 vigas y qué interesante el significado de este número.
    Félix también nos has dado a conocer la doble función del edificio y sus magníficas características lumínicas y acústicas. Muchas gracias por todo ello y enhorabuena por tu gran trabajo.

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  2. Lugar entrañable por lo que se ha convertido desde su creación gracias al impulso de Tierra de Lara y a todos los que asimismo desde Covarrubias cuidan de él. Pasear desde la villa rachela a esta ermita del siglo XXI, sí, de este siglo, camino al alcance de cualquier paseante, es muy recomendable, más ahora con los pormenores que cuentas en tu extraordinario artículo, Félix. Nuevamente, nuestro agradecimiento por ello.

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    • Así es, queridos amigos, visitar la ermita de San Olav es absolutamente recomendable. Aúna historia; una promesa de un infante castellano a una princesa noruega, cumplida, por fin, ocho siglos más tarde; una extraordinaria simbología, cuya interpretación hará más fecunda la visita; y una emblemática ubicación, un paraje de Covarrubias, el valle de los Lobos. Contemplar esta singular obra de arte, contribuirá a enriquecer la salud del afortunado que acceda a ella. Sin duda.

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