Camino de San Olav: de Mambrillas de Lara a las tenadas del Cerro

Camino de San Olav a su paso por las Tenadas del Cerro

Camino de San Olav junto a las Tenadas del Cerro (Covarrubias), a los pies de la Muela (1374 m.)

  1. Descendiendo entre sabinas del Parque Natural Sabinares del Arlanza-La Yecla
  2. Ancestral camino entre Hortigüela y Covarrubias de la Real Cabaña de Carreteros
  1. Entramado
  2. Cubiertas
  3. Tenada con cubierta a tres aguas
  4. Muros
  5. Puertas

Introducción

El Camino de San Olav español atraviesa una tierra enriquecida por la historia y adornada por la leyenda, el antiguo alfoz de Lara. En el que se hallan dólmenes neolíticos junto a castros celtas, villas romanas, templos visigóticos, iglesias románicas y góticas, en torno al Picón de Lara. Ruinas del castillo que vio nacer a Fernán González, el conde forjador de la Castilla medieval. También en esta legendaria tierra se encuentran los parajes donde se desarrolló la leyenda de los Siete Infantes de Lara.

De forma que tanto Olaf II, el rey que introdujo el cristianismo en Noruega, como su devota compatriota, la princesa Cristina, tienen motivos para estar orgullosos. El primero, porque se le ha honrado recientemente con la habilitación de un camino de peregrinaje de sesenta kilómetros. Los que distan desde la plaza del Rey San Fernando, junto a la Catedral de Burgos, hasta un paraje de Covarrubias, el Valle de los Lobos, donde se encuentra una ermita bajo su advocación.

La segunda, porque por fin, casi ocho siglos más tarde, se hizo realidad la promesa incumplida por su marido, el infante don Felipe, la construcción de un templo religioso en memoria del santo patrón de su país, el citado San Olav.

Emblema del Camino de San Olav

Este emblema está constituido por una cruz roja o de gules con los cuatro lados de igual longitud, rematados en tres puntas como triángulos de cóncavos lados, englobada por símbolos del infinito enlazados, que nos hablan de la lealtad, de la familia y de la eternidad.

 

Emblema del Camino de San Olav

Emblema Camino de San Olav

 

Estamos describiendo el emblema de un ancestral camino de peregrinaje, el que discurre entre Oslo y Tronhdheim en memoria de Olaf II de Noruega u Olaf Haraldson. Rey que murió poco después de cristianizar Noruega (6 años más tarde), en 1030, en el curso de la batalla de Stiklestad. Contienda en la que sufrió tres heridas en diversas partes de su anatomía, con armas también diferentes: en su hombro , el tajo de una espada; en su rodilla, un hachazo; en su pecho, una lanzada.

Posteriormente, se estableció su culto, pues, según la tradición, un ciego recuperó la vista, tras frotarse los ojos con la sangre del cadáver. Lo que animó al campesinado a trasladar su cuerpo a Nidaros, actual Trondheim, a fin de sepultarlo.  De esta suerte, se consideró su muerte como el martirio de un santo y, por ello, se labró un camino de peregrinaje (Pilegrimsleden) de 650 km. Los que separan Oslo de la catedral de Nidaros, donde sigue estando la tumba de este santo.

¿Cómo y por qué surgió el Camino de San Olav en España?

Todo empezó con el descubrimiento en 1958 del cadáver momificado de la princesa Cristina de Noruega (hija del rey Haakon Haakonsson), dentro de un sarcófago de la Colegiata de San Cosme y San Damián, en Covarrubias. Lugar donde le dio cristiana sepultura, en 1262, su marido, el infante don Felipe de Castilla, hermano del rey Alfonso X.

Veinte años más tarde, en abril de 1978, se le rindió un homenaje en la colegiata de Covarrubias, al que asistieron diversas personalidades noruegas y la banda municipal de la ciudad natal de la princesa, Tønsberg. Más tarde, los contactos entre el gobierno noruego y la villa de Covarrubias, fructificaron con la creación de la Fundación Princesa Cristina de Noruega. La cual contribuyó decisivamente, junto al ayuntamiento de Covarrubias, para que se cumpliera la promesa del infante don Felipe a su esposa: la construcción de una ermita a San Olav en Covarrubias, como mencionamos anteriormente.

Efectivamente, al cabo de unos 750 años, por fin, pudo inaugurarse una ermita dedicada a San Olav, el 17 de septiembre del 2011, en un paraje del término municipal de Covarrubias.

A continuación, la Asociación para el Desarrollo de la Tierra de Lara tuvo la feliz idea de crear el Camino de San Olav, con objeto de contribuir a la difusión de la ermita citada. Como también dijimos antes, se trata de una ruta de 60 kilómetros que se inicia en la plaza del rey San Fernando, enfrente de la Catedral de Burgos, y discurre por numerosos pueblos y parajes del legendario Alfoz de Lara, para concluir en la ermita de San Olav.

Camino de San Olav en la Sierra de las Mamblas

Varios artículos de este blog están dedicados a la descripción de los últimos ocho kilómetros y medio de esta ruta, los que discurren entre Mambrillas de Lara y la ermita de San Olav. En dos, ya publicados, vimos cómo el Camino de San Olav atraviesa la dehesa de Mambrillas de Lara, en un trayecto de unos dos kilómetros.

Dehesa de Mambrillas de Lara” es la denominación del contenido donde describo el primero de estos dos kilómetros. En el que también podemos ver y leer la conversación que tuve con Andrés, en la primavera del 2017, mientras pastoreaba un rebaño de churras. Después, ascendimos entre quejigos centenarios con rostro humano, el bosque enraizado o bosque humanizado, diseñado por Enrique del Rivero, reconocido naturalista, fotógrafo y periodista burgalés.

En un segundo artículo, “Dehesa boyal de Mambrillas de Lara: segunda parte” recorrimos el segundo kilómetro, el que discurre entre fuente los Caños y el paso entre el Somo y el Asentado. Luego, en vez de proseguir por el Camino de San Olav, nos desviamos para ascender a las cumbres del Asentado y del Cerro del Penuquillo.

Finalmente, descendimos para recorrer circularmente la dehesa de Mambrillas de Lara hasta regresar al punto de partida.

En esta entrada del blog proseguiremos el Camino de San Olav a través del Parque Natural Sabinares del Arlanza- La Yecla. Al que accedemos nada más remontar la dehesa de Mambrillas de Lara y encaminar nuestros pasos hacia el sur. Así, iremos hasta las tenadas del Cerro, ubicadas en un paraje de Covarrubias.

En el siguiente artículo, “Camino de San Olav burgalés: de las tenadas del Cerro a la ermita de San Olav”, describiremos el trayecto hasta esta ermita. Además, en otra entrada, “Ermita de San Olav”, disfrutaremos con la descripción, análisis y valoración de la original y sorprendente ermita dedicada al santo noruego.

Recuerdo histórico de Mambrillas de Lara

En las siguientes líneas vamos a bucear un poco en la historia de este pueblo, que alberga no sólo una extraordinaria dehesa caducifolia sino también un gran sabinar. Que lo conecta con  Campolara y lo aproxima a Quintanilla de las Viñas. Además, posee un notable yacimiento paleontológico, poco antes de entrar en el desfiladero formado por el arroyo de Camposetal. El cual está constituido por dos niveles rocosos con 123 icnitas o huellas fósiles de dinosaurios, el yacimiento de la Pedraja.

 

Mambrillas de Lara: Yacimiento de la Pedraja. Icnitas de dinosaurios: saurópodas, terópodas y ornitópodas.

Mambrillas de Lara: Yacimiento de la Pedraja. Icnitas de dinosaurios: saurópodas, terópodas y ornitópodas.

 

Huellas romanas

Según el Inventario Arqueológico de la provincia de Burgos, se observan en el término municipal de Mambrillas algunos yacimientos tardorromanos, de carácter rural. Véase, “El Cantarillón”, ubicado al oeste, a ambos lados del punto kilométrico 459 de la Nacional 234), “El Matapalomar(a poco menos de kilómetro y medio, accediendo por una senda hacia al noroeste del pueblo). Así como “El Puente de San Juan” (al poco de salir del desfiladero de Camposetal, en dirección a Campolara).  La presencia de tales asentamientos (restos de cerámica y escaso material de construcción) quizá pueda entenderse por la proximidad de la antigua “Civitas Lara”, ahora, Lara de los Infantes.

Referencias medievales

Posteriormente, el retroceso y debacle cultural que siguió a la caída del imperio romano hizo que, durante largo tiempo, no hubiera documentos de valor sobre las vicisitudes de esta población. Que estuvo vinculada jurídicamente al alfoz de Lara. Hubo que esperar hasta el año 1181 para tener alguna referencia documental, como la que corresponde a la donación de un tal Juan (cuyo padre se llamaba Juan Jiménez) al cercano monasterio de San Pedro de Arlanza, al que dona la mitad de su heredad, a cambio de ser enterrado en su recinto sagrado.

Cinco años más tarde, se vuelve a documentar una donación a este cenobio benedictino por parte de varios nobles, que se desprenden de varias propiedades radicadas en lo que, luego, se llamará Mambrillas.

Dependencia jurídica de la ciudad de Burgos

A partir de 1255, por decisión del rey Alfonso X el Sabio, nuestra villa pasó a depender jurídicamente de la ciudad de Burgos. Dos siglos más tarde, en el año 1459, los pobladores de esta localidad participaron en el proceso que dio pie a la promulgación de las “Ordenanzas de la villa de Lara y su Tierra”.

Por fin, en el año 1587, aparece el nombre de Mambligas”, en el curso de una documentación de censos, que se repite, años más tarde, en otra documentación de censos (1591-1594). Aunque esta vez, con el nombre de Mamblillas, constatando su vinculación con “La ciudad de Burgos y su provincia”, dentro de Lara.

Luego, a finales del siglo XVIII, en 1785, sabemos que Mambrillas es un lugar de realengo, perteneciente al partido de Can de Muño, merced a que el conde de Floridablanca solicitó una completa comunicación de la jurisdicción de Burgos al intendente de la provincia.

Tres décadas antes (1752), el famoso Catastro de Ensenada ofreció una cumplida información sobre lo que se hallaba entonces en Mambrillas (casas, tenadas, pajares, corrales, molinos, habitantes…).

Sin embargo, Mambrillas no alcanzó la independencia jurídica hasta el año 1843, momento en el que se constituyó su ayuntamiento, al que también se adjuntaron las localidades de Cubillejo de Lara y Quintanilla de las Viñas, con un total de 240 habitantes.

Censo de Pascual Madoz

Finalmente, otro dato histórico de relieve procede del famoso Diccionario Geográfico-estadístico de España y sus posesiones de ultramar, elaborado por Pascual Madoz y publicado entre 1845 y 1850.

Por esta fuente conocemos que en Mambrillas había cuarenta casas y escuela elemental y disponía de un molino harinero. Vivían 22 vecinos, que elevaban la población a 120 personas. Y su producción alcanzaba los 319.720 reales, que daba lugar a una base imponible de 31.972.

Además, este autor ofreció una información muy jugosa con respecto a los bosques dependientes de esta población, como sigue: “ Hay montes poblados de enebros, encinas y robles, cuyas maderas sirven para la construcción; y una dehesa llena también de diversos árboles, tales como hayas, robles, fresnos, avellanos, espinos olorosos, álamos y otros varios, la cual encierra, además, diferentes manantiales de buenas aguas, entre los que se distingue el llamado Fuentes las Llanas, que atraviesa toda la referida dehesa y riega una excelente huerta.

Después de leer esta información de Pascual Madoz, me intriga el origen y el nombre actual del manantial que él denomina Fuente las Llanas, pues en el mapa Iberpix 4, del Instituto Geográfico Nacional. El único arroyo que parece atravesar toda la dehesa es el del Juncal, pues el otro que aparece, el de Camposetal, es más periférico, discurriendo paralelo a la misma (al oeste).

El que desee conocer más profundamente la historia de Mambrillas le aconsejo que lea el excelente trabajo de Félix Palomero y colegas, incardinado en su publicación sobre “El patrimonio Histórico-Artístico y Cultural en la Sierra de La Demanda”.Accesible por vía digital. Su excelencia procede de la ardua labor de investigación llevada a cabo para elaborarlo, como puede observarse en la vasta bibliografía y fuentes documentales que utilizaron, plasmadas al final de su trabajo.

 

Caserío de Mambrillas de Lara, desde la cumbre del Asentado

Caserío de Mambrillas de Lara, desde la cumbre del Asentado

 

Mambrillas de Lara en el siglo XXI

Si nos introducimos en la web del ayuntamiento, al que siguen perteneciendo Cubillejo de Lara y Quintanilla de las Viñas, veremos cómo nos indica que su superficie es de 34 kilómetros cuadrados, y que pertenece al Alfoz de Burgos (comarca) y al partido judicial de Salas de los Infantes.

Sus escasos habitantes (54), de clara tradición agrícola, ven netamente aumentado su número en verano, animados por el buen tiempo y por la actividad de la Asociación Juvenil Mambrillas de Lara, en coordinación con la Asociación para el Desarrollo de Tierra de Lara. También dispone de una casa rural, el Rincón del Alfoz, y de una cofradía, la de San Fabián y San Sebastián.

Su elemento patrimonial más relevante es la iglesia de San Juan Bautista, de buena traza gótica, que alberga un notable retablo mayor, con pinturas hispano-flamencas de calidad. El pueblo posee un buen conjunto de casas de piedra y hasta una fuente de probable origen romano.

Recordemos también los grandes valores patrimoniales de orden natural que hacen singular a esta localidad: su sobresaliente dehesa, su gran sabinar y el yacimiento de la Pedraja, con múltiples huellas de diversas especies de dinosaurios.

Después de este recuerdo histórico, podemos continuar con el Camino de San Olav, donde lo dejamos en el anterior artículo. En el llano entre el Somo y el Asentado.

Desde el paso de montaña entre el Somo y el Asentado hasta las Tenadas del Cerro

Cuando accedemos al paso montañoso entre los montes citados, el Somo y el Asentado, tras remontar los dos kilómetros de la dehesa de Mambrillas, compartidos por el Camino de San Olav, es aconsejable parar unos minutos para contemplar excepcionales vistas.

Así, al norte, se despliega la Tierra de Lara, donde destacan, de izquierda a derecha (de NO a NE) una serie de hitos. Primero, Peñalara, en cuya cumbre hay restos de un castro celta. A continuación, Quintanilla de las Viñas, con su ermita visigótica a la sombra de Peñalara. Luego, el Picón de Lara, restos del castillo donde nació Fernán González. Prosigue, Lara de los Infantes, enclavada sobre una antigua villa romana. Finalmente, Mambrillas de Lara, la más cercana a nosotros y las cumbres de la sierra de la Demanda, en lontananza. Ahora, ya estamos en disposición de pasar a la otra vertiente, la orientada al sur, para ir en pos de nuestro objetivo, guiados por una nueva marca del Camino de San Olav.

Descendiendo entre sabinas

Nada más iniciar el descenso, dos jóvenes sabinas parecen saludarnos, una a cada lado del camino. Al tiempo que nos indican que, a partir de ahora, veremos muchas de sus hermanas, algunas de gran porte, junto a encinas y algún enebro de la miera.

Esta comunidad arbórea es la propia de un clima tan xerófilo como el predominante en la Sierra de las Mamblas, especialmente en sus laderas meridionales. Obviamente, durante este tramo no encontraremos la frondosidad caducifolia del sector de la ladera septentrional en la que se despliega la dehesa de Mambrillas de Lara. En consecuencia, no encontraremos mostajos, arces, quejigos ni, mucho menos, hayas.

 

Camino de San Olav: descendiendo entre sabinas por las Mamblas.

Camino de San Olav: descendiendo entre sabinas por las Mamblas.

 

Lo que sí se observa es un estrato arbustivo propio del encinar y el sabinar, como diversos tipos de tomillo, espliego, aulagas, así como muchas matas de candilera (Phlomis lychinitis).

 

Camino de San Olav: a los 420 metros de descenso aparece una nueva señal del Camino de San Olav. (21-05-2017)

Camino de San Olav: a los 420 metros de descenso aparece una nueva señal del Camino de San Olav. (21-05-2017)

 

Tras descender poco menos de medio kilómetro (420 metros), podremos ver, a la derecha del sendero, otra señal con el emblema del Camino de San Olav, rodeada de gamones y de aulagas, florecidas a mediados de mayo. Justo un poco antes de que el camino describa una curva a la derecha, levemente ascendente. Tras remontarla veremos, también a nuestra derecha, una pequeña excavación del terreno calizo, que parece el hoyo dejado por algún antiguo calero.

 

Camino de San Olav a su paso por las Mamblas: sabina bífida.

Camino de San Olav a su paso por las Mamblas: sabina bífida.

 

Sabina que parece trifurcarse.

Sabina que parece trifurcarse.

 

Luego, volveremos a descender, contemplando a ambos lados del sendero, matas de mejorana, espliego y aulagas, que en primavera nos aromatizan el paseo. Enseguida, observaremos unas curiosas sabinas. Una, con forma bífida, pues de su grueso y corto tronco salen dos poderosas ramas divergentes; a la izquierda del camino. La otra, a la derecha, que parece trifurcarse, dado que de su corto tronco común salen dos enhiestas ramas, de las que la situada a la izquierda, inmediatamente se divide en otras dos.

En algún tramo de este sector también es posible que veamos, en mayo, algunas orquídeas florecidas, al menos, de la especie Ophrys lutea.

 

Camino de San Olav: orquídeas (Ophrys lutea)

Camino de San Olav: orquídeas (Ophrys lutea)

 

Durante el primer kilómetro de descenso han sido muchas las sabinas que nos han mostrado su tronco erguido y desnudo de ramas, merced a la poda ancestral de los autóctonos de los pueblos del entorno, con objeto de emplearlo para vigas en la construcción de sus casas. Beneficiándose, así, de la reconocida resistencia a la humedad de su madera, resinosa y aromática como pocas.

Bien lo saben los habitantes de Covarrubias, Retuerta y Puentedura, entre otros pueblos bañados por el río Arlanza. Al igual que los de Ura y Castroceniza, fertilizados por el Mataviejas, afluente del primero.  Nosotros sólo tenemos que contemplar sus viejas y típicas construcciones para ver el entramado de madera de sabina, con su tronco retorcido y lleno de nudos.

Esta práctica humana ha imposibilitado que muchas sabinas adquieran su característica forma piramidal. 

 

Camino de San Olav atravesando las Mamblas: la tradicional poda de las sabinas hace que no se vea su auténtica forma, la piramidal.

Camino de San Olav atravesando las Mamblas: la tradicional poda de las sabinas hace que no se vea su auténtica forma, la piramidal.

 

Camino de San Olav: Indicaciones al kilómetro y medio de remontar la dehesa de Mambrillas en pos del Valle de los Lobos de Covarrubias.

Camino de San Olav: Indicaciones al kilómetro y medio de remontar la dehesa de Mambrillas en pos del Valle de los Lobos de Covarrubias.

 

Cuando estamos a punto de cumplir el primer kilómetro y medio de ruta desde el paso montañoso antes referido, veremos cómo nuestro sendero desemboca verticalmente en otro camino, por el que deberemos proseguir, como nos lo indican dos señales.

Una, a nuestra derecha, un poste de madera en el que se fijan, en su parte superior, cuatro tablas horizontales. Indicándonos, la que nos mira, que venimos de Mambrillas. En tanto que las otras tres, en la dirección del camino horizontal al que ahora accedemos, nos señalan Covarrubias y las Mamblas, las dos que miran hacia nuestra derecha, al oeste. Mientras que la tercera mira en sentido contrario, hacia Hortigüela.

La otra señal, a nuestra izquierda y al otro lado del ancho camino que estrenamos, casi enfrente de esta cuádruple indicación, corresponde al emblema del Camino de San Olav.

Ancestral camino de carreteros entre Hortigüela y Covarrubias

Acabamos de entrar en el ancestral camino que, atravesando la Sierra de las Mamblas, comunicaba Hortigüela con Covarrubias. Antaño utilizado por la Real Cabaña de Carreteros, impulsada por los Reyes Católicos, que proveía de madera de los bosques serranos a múltiples ciudades castellanas, a fin de construir edificios civiles y religiosos. Según el Catastro de ensenada llegó a contar con 15.000 bueyes y 5000 carros.

 

Camino de San Olav: Emblema situado al kilómetro y medio de descenso desde el paso entre el Somo y el Asentado.

Camino de San Olav: Emblema situado al kilómetro y medio de descenso desde el paso entre el Somo y el Asentado.

 

Una vez entrado en este legendario camino, seguiremos disfrutando con la contemplación de longevas sabinas, algunas de gran porte, como las que se arremolinan, a la izquierda del camino. Justo cuando llevamos poco más de medio kilómetro por este nuevo ramal y, por ende, como dos kilómetros desde que remontamos la dehesa de Mambrillas .

A continuación, el camino gira a la derecha para, inmediatamente, empinarse ligeramente durante un corto trecho, en el que podremos observar algún enebro de la miera, diversas matas de candilera, alguna de abrótano hembra, que acompañan a las omnipresentes sabinas. Al poco de remontar esta cuesta, observaremos, a nuestra derecha y al noroeste, la mole redondeada de la Muela (1374 metros de altitud), la cumbre más alta de la Sierra de las Mamblas.

 

Vista de la Muela, mientras descendemos por el Camino de San Olav en pos de la ermita homónima.

Vista de la Muela, mientras descendemos por el Camino de San Olav en pos de la ermita homónima.

 

Vista de la Muela

Vista de la Muela

 

Desde este improvisado mirador de la Muela hasta la siguiente señal del Camino de San Olav hay unos trescientos metros, durante los que, prácticamente, no hemos dejado de ver la silueta de la Muela, a nuestra derecha.

Unos metros antes de llegar al nivel de la señal de este santo noruego, recibiremos, por nuestra derecha, el camino que conduce a la Muela y a Quintanilla de las Viñas, como bien nos indica el correspondiente poste indicador de las rutas a seguir. Nosotros seguiremos hacia Covarrubias, sentido en el que aparece, unos metros más adelante, el citado emblema de San Olav.

 

Camino de San Olav a su paso por la Sierra de las Mamblas: emblema del camino, poco después de señales orientadoras de las diversas rutas del entorno. El camino de la derecha conduce a la Muela y a Quintanilla de las Viñas.  

Camino de San Olav a su paso por la Sierra de las Mamblas: emblema del camino, poco después de señales orientadoras de las diversas rutas del entorno. El camino de la derecha conduce a la Muela y a Quintanilla de las Viñas.  

 

Camino de San Olav: emblema del mismo a unos 2300 metros de remontar la dehesa de Mambrillas de Lara (mayo 2017)

Camino de San Olav: emblema del mismo a unos 2300 metros de remontar la dehesa de Mambrillas de Lara (mayo 2017)

 

Al poco de caminar unos metros, volvemos a encontrar otra marca del camino. Aprovecho este momento para decir que durante estos años este emblema metálico ha sufrido tanto el deterioro de las inclemencias meteorológicas cuanto el de amigos de lo ajeno.

Ahora, el camino describe una curva descendente a la izquierda, por la que discurriremos, entre enebros de la miera y sabinas, hasta que, más tarde, se incurva a la derecha. Momento en el que podremos observar en lontananza, a nuestra izquierda (al sur), la imponente imagen de las montañas de la Sierra de Cervera, con el pico Valdosa (1.414 metros) y a continuación el repetidor de Tejada, en la cima del pico de la Sierra (1329 metros, según IBERPIX 4).

Además, durante este tramo tendremos la oportunidad de ver sabinas con su característica forma piramidal, con ramas desde la base, señal de no haber sido manipuladas por el hombre.

 

Desde el Camino de San Olav a su paso por las Mamblas podremos observar, al sur y en lontananza, el Pico Valdosa, a la izquierda; y el Pico de la Sierra, con el repetidor de Tejada, a la derecha.

Desde el Camino de San Olav a su paso por las Mamblas podremos observar, al sur y en lontananza, el Pico Valdosa, a la izquierda; y el Pico de la Sierra, con el repetidor de Tejada, a la derecha.

Tenadas del Cerro: Camino de San Olav a su paso por la Sierra de las Mamblas

Después de contemplar las citadas cumbres, es el momento de conocer las tenadas del Cerro. Son tres las que quedan, dos en aceptable buen estado de conservación y una tercera en ruina absoluta.

Según nos acercamos, empezamos a vislumbrar al fondo del camino, un tejado rojo, que parece rozar su margen derecho. Aunque si avanzamos un poco más, veremos una doble cerca de piedra, a nuestra derecha, detrás de la cual se aprecia la primera tenada de ovejas, con su cubierta de cuatro vertientes o aguas, constituida por tejas árabes.

 

Tenada del Cerro, junto al Camino de San Olav, con la Muela (1374 m) al fondo.

Tenada del Cerro, junto al Camino de San Olav, con la Muela (1374 m) al fondo.

 

Tenadas del Cerro (Covarrubias): esta primera tiene la cubierta con 4 vertientes o aguas, por detrás de los paramentos de otra tenada, sin techumbre ni cubiertas. Al fondo la Muela, testigo mudo de este desamparo patrimonial (21-03-2019)

Tenadas del Cerro (Covarrubias): esta primera tiene la cubierta con 4 vertientes o aguas, por detrás de los paramentos de otra tenada, sin techumbre ni cubiertas. Al fondo la Muela, testigo mudo de este desamparo patrimonial (21-03-2019)

 

Entramado

Tras progresar unos metros más, podremos verla más nítidamente, por delante de la imponente Muela, con su puerta entreabierta, que parece invitarnos a aproximarnos hasta su umbral para descubrir su interior. En tal caso, apreciaremos su techumbre constituida por un entramado de vigas de sabina (con alguna de pino), sustentado por nueve pilares de la misma procedencia arbórea, dispuestos en columnas de a tres, que se apoyan en el suelo mediante una especie de basas de irregular piedra caliza.

 

Tenadas del Cerro: nueve pilares de sabina dispuestas en columnas de a tres. La del centro más alta, la cumbrera, apoyadas sobre basas de piedra y que, a su vez, sostienen el techo, constituido por un entramado de vigas horizontales, longitudinales y cabrios de sabina que alternan con algunas de pino. 25-05-2017

Tenadas del Cerro: nueve pilares de sabina dispuestas en columnas de a tres. La del centro más alta, la cumbrera, apoyadas sobre basas de piedra y que, a su vez, sostienen el techo, constituido por un entramado de vigas horizontales, longitudinales y cabrios de sabina que alternan con algunas de pino. 25-05-2017

 

Fijándonos bien, veremos algunas vigas horizontales apoyadas sobre las cabezas de los pilares, sobre las que, a su vez, se apoyan unas vigas longitudinales para constituir una especie de pórticos. También pueden verse los cabrios, esto es, unas vigas que discurren paralelas desde la coronación de los muros de piedra o paramentos laterales hasta las vigas longitudinales. Todo ello con objeto de servir de guía a los faldones, o sea, al entablado de madera formado por ramas de sabina cortadas longitudinalmente, que rellenan los espacios entre los citados cabrios. Aunque en esta primera tenada se ven más tablas de pino que de sabina.

Cubiertas

Sobre este entablado colocaban una cama de paja y hojas de sabina, sobre la que se apoyaba el lomo o curva de las tejas canales, cuyas juntas se tapaban con las tejas cobijas, que mostraban su convexidad al exterior, para facilitar la impermeabilidad de la cubierta.

Estamos describiendo el singular entramado que sostiene la cubierta de estas reliquias pastoriles, las tenadas, que debemos conservar, pues si las perdiéramos desaparecería un valiosísimo patrimonio rural.

Si, luego, salimos y nos fijamos en su tejado, observaremos algunas áreas de uralita que parecen hacer competencia a las tejas. También podremos ver el cerco rectangular de piedra caliza ubicado inmediatamente por delante de esta tenada, más próximo al camino, que nos sugiere que, antaño, correspondió a los paramentos de otra tenada.

 

La techumbre de tejas parece apoyarse sobre placas de uralita.  Los paramentos de mampuesto de caliza, con los ángulos trazados con piedras de mayores dimensiones. (25-05-2017

La techumbre de tejas parece apoyarse sobre placas de uralita.  Los paramentos de mampuesto de caliza, con los ángulos trazados con piedras de mayores dimensiones. (25-05-2017

 

Tenada con cubierta a tres aguas

Después de esta tenada tenemos una segunda, casi pegada al camino, con una cubierta de tres aguas, también con su puerta abierta. Si viéramos su interior comprobaríamos que se estructura para soportar una cubierta a tres aguas. Una, la más pequeña, situada al sur, extendiéndose por el amplio alero que cubre a la puerta de acceso, a modo de rústico porche. Las otras dos, dispuestas por detrás, a derecha e izquierda, al este y al oeste.

Si observamos bien, veremos cómo el entablamiento, que ocupa el espacio libre entre los cabrios, está casi exclusivamente constituido por madera de sabina. Al igual que los pilares, dispuestos en cuatro columnas, que de derecha a izquierda, están constituidas por tres, dos (falta el más anterior), tres y cuatro, siendo estos dos últimos lo más bajos.

También puede observarse una puerta posterior, enfrente de la principal, por la que se vislumbran los restos de una tercera tenada, con su techumbre desmoronada, las tejas de su cubierta, desperdigadas por el suelo, parecen competir con su esqueleto de madera.

 

Tenada junto al camino

Tenada junto al camino

 

Camino de San Olav a su paso por las Mamblas: interior de tenada de ovejas, construida con vigas de sabinas 21-05-2017

Camino de San Olav a su paso por las Mamblas: interior de tenada de ovejas, construida con vigas de sabinas 21-05-2017

 

Camino de San Olav: Interior de la tenada situada junto al camino

Camino de San Olav: Interior de la tenada situada junto al camino

 

La segunda tenada del Cerro, la situada junto al camino, tiene una disposición interna que soporta una cubierta a tres aguas, siendo la sabina la madera dominante.

La segunda tenada del Cerro, la situada junto al camino, tiene una disposición interna que soporta una cubierta a tres aguas, siendo la sabina la madera dominante.

 

Como decíamos antes, detrás de esta tenada puede observarse una tercera con su techumbre desmoronada: las tejas desperdigadas por el suelo parecen competir con su esqueleto de madera.

Muros 

Una vez descrito el entramado interior que sostiene la cubierta de tejas árabes, bueno es que dediquemos unas líneas a los muros y puerta.

Los muros de las tenadas están constituidos por mampuestos. Esto es, piedras calizas, irregulares, no desbastadas, que van encajando con cierto orden y concierto, sin emplear materiales de unión, aunque sí piedras más pequeñas, los ripios, para rellenar los huecos que puedan quedar entre los mampuestos. Al tiempo que corrigen algunas imperfecciones de estas bastas piedras.

En los ángulos se emplean mampuestos de mayores dimensiones, colocados horizontal y alternativamente, uno sobre otro, con objeto de constituir un aparejo que una con cierta eficacia los lienzos de los paramentos.

Es preciso decir que en la coronación del muro se coloca una viga longitudinal, denominada durmiente (viga sobre pared), sobre la que se apoyan los cabrios, antes mencionados.

Puertas

En la puerta de la primera tenada pueden verse las dos piezas verticales del cerco exterior, los largueros, uno a cada lado, y dos piezas horizontales, los travesaños, bien visible el superior o cabecero, que sobresale de los largueros para constituir los cogotes, que se introducen en el muro para afianzar su vínculo con el paramento. También pueden apreciarse cómo sobresalen los cabrios de la techumbre, para, apoyándose sobre el cabecero, formar un alero más amplio sobre la puerta.

 

Tenadas del Cerro (Covarrubias) en pleno camino de San Olav: puerta de la primera tenada, con sus dobles largueros, su cabecero, doble hoja, y sobre el alero apoyado sobre los cabrios, las tejas de canal y de cobija. 21-03-2019

Tenadas del Cerro (Covarrubias) en pleno camino de San Olav: puerta de la primera tenada, con sus dobles largueros, su cabecero, doble hoja, y sobre el alero apoyado sobre los cabrios, las tejas de canal y de cobija. 21-03-2019

 

Si las vigas de este cerco exterior son de sabina, muy carcomido el larguero izquierdo, la doble hoja de esta puerta es de tablas de pino.

 

La segunda tenada también tiene la puerta abierta, dejando ver los largueros, los travesaños, con el cabecero, la hoja girando sobre el quicio de piedra. Al fondo, a través de una puerta posterior, puede verse el techo derrumbado de una tercera tenada. 21-05-2017

La segunda tenada también tiene la puerta abierta, dejando ver los largueros, los travesaños, con el cabecero, la hoja girando sobre el quicio de piedra. Al fondo, a través de una puerta posterior, puede verse el techo derrumbado de una tercera tenada. 21-05-2017

 

En la puerta de la segunda tenada, la más próxima al camino, se aprecia el cerco exterior de iguales características al de la primera, pero, en cambio, la hoja no es doble sino única.

A mi entender, el alero que cubre a la puerta es el mejor lugar para distinguir bien las tejas de canal y de cobija, acopladas unas sobre otras.

 

Tenada derruida, con su entramado de madera derrumbado y las tejas desperdigadas por el suelo. 25-05-2017

Tenada derruida, con su entramado de madera derrumbado y las tejas desperdigadas por el suelo. 25-05-2017

 

Es una pena que nadie custodie este gran vestigio antropológico, que sirvió de cobijo a los numerosos rebaños de ovejas que pastaban por estas tierras, guiados por pastores y zagales. Refugios que también servían, en ocasiones, para esquilar, atender a las ovejas durante la paridera y para el ahijado de los corderos. Ahora, sólo tienen por vigilante a la oronda Muela.

Al llegar a este punto, ya hemos andado casi tres kilómetros (2.880 metros) desde que remontamos la dehesa de Mambrillas de Lara por el paso montañoso entre el Somo y el Asentado, a los que habrá que sumar los dos kilómetros empleados para atravesarla desde su inicio, que no está muy alejado del pueblo (700 metros).

El tramo final, el existente entre las tenadas del Cerro y la ermita de San Olav, lo describiremos en el artículo siguiente. Tras atravesar un profuso y prolongado encinar, con barrancos incluidos, veremos, por fin, nuestra ermita. Entonces, nos recrearemos con su diseño original y con su fuerte simbolismo.

 

                                                 Dr. Félix Martín Santos

 

2 Comentarios

  1. Como siempre, Felix, un artículo bien documentado, amplios conocimientos de arquitectura popular y de árboles. Muy interesante.

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  2. Territorio entrañable el que describes, Félix. Y todo un acierto la creación de esta ruta por la asociación de Tierra de Lara. Corta de kilómetros, lo que la hace idónea para todo tipo de público, aunque no escasa de atractivo natural e histórico. Y muy a mano para tantos burgaleses. Hay que recorrerla, sin duda. Y más tras leer tu detallada y amena descripción, Félix. Muchas gracias, Félix.

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