Camino de San Olav burgalés: desde las Tenadas del Cerro hasta la ermita de San Olav

Camino de San Olav burgalés entre laderas pedregosas cubiertas por encinas, cerca de la ermita de San Olav.
- Introducción
- El Camino de San Olav burgalés abandona al de Covarrubias en las Tenadas del Cerro
- Llaneando entre sabinas, enebros de la miera y encinas
- Atravesando un frondoso encinar por el Camino de San Olav burgalés
- Camino de San Olav burgalés: descendiendo por un camino pedregoso arropado por longevas encinas
- Campos de cereales y de nogales previos a la ermita de San Olav
Introducción
El Camino de San Olav burgalés atraviesa la Sierra de las Mamblas para llegar a su destino, la ermita de San Olav. Los afortunados que lo emprendan tendrán la oportunidad de visitar uno de los mayores quejigares del mundo, el de la dehesa de Mambrillas de Lara.Tras lo cual, se adentrarán en uno de los más extensos y conservados sabinares del planeta, el del Parque Natural Sabinares del Arlanza-La Yecla. Luego, reutilizando el ancestral camino de la Real Cabaña de Carreteros, pasarán por las tenadas del Cerro, vestigio pastoril que lucha por sobrevivir.
Los últimos tres kilómetros del Camino de San Olav español discurrirán por sabinares y encinares hasta llegar al valle de los Lobos, paraje de Covarrubias donde se halla la ermita de San Olav.
Precisamente, la entrada de este blog está dedicada a describir este último trayecto.
En artículos previos, hemos remontado la dehesa de Mambrillas de Lara, siguiendo el Camino de San Olav, para pasar a la vertiente meridional de la Sierra de las Mamblas y, así, acceder hasta las Tenadas del Cerro.

Camino de San Olav burgalés: tenada del Cerro con la vigilante Muela (10-03-2019)
El Camino de San Olav burgalés abandona al de Covarrubias en las Tenadas del Cerro
Se antoja crucial conservar estas ancestrales cabañas de ovejas, dado su gran valor antropológico. Lamentablemente, ya en el 2019, una de las tres estaba en franca ruina en tanto que las otras dos luchaban por mantenerse. Aparentemente, desprovistas de cuidado y vigilancia, salvo la que ofrece la Muela (1.374 m.), infértil e ineficaz, a pesar de su imponente silueta y su descarada mirada.

Tenada del Cerro, con los montes de Peña Cervera, en lontananza
Después de este ruego, podemos proseguir el camino en dirección a la ermita de San Olav.
Si desde las tenadas del Cerro proseguimos media centena de metros más, veremos dos nuevas señales del Camino de San Olav burgalés. Una, situada a la derecha del camino. La otra, visible al otro lado del mismo. Esto es, a nuestra izquierda, a fin de indicarnos que por ahí debemos introducirnos, en ángulo recto, dejando, pues, el camino principal, el que nos conduciría hasta Covarrubias.
En marzo del 2019, pude comprobar que la ubicada a la derecha había sido sustituida por una más explícita, pues figuraba el nombre de nuestro destino en letras mayúsculas: “CHAPEL ERMITA”.
Antes de proseguir deseo recordar que el camino de Hortigüela a Covarrubias, que ahora abandonamos, también fue utilizado por la Real Cabaña de Carreteros. Que proveía de madera de los bosques serranos a múltiples ciudades castellanas, a fin de construir edificios civiles y religiosos. Gozó de la protección e impulso de los Reyes Católicos.

Camino de San Olav burgalés: señal en el camino de Hortigüela a Covarrubias que indicaba que había que girar en ángulo recto a la izquierda (28-10-2017)

Hay que abandonar el camino a Covarrubias para dirigirse a la ermita (10-03-2019) Camino de San Olav burgalés.

Señal indicativa del camino (a la izquierda) a una cincuentena de metros de las Tenadas del Cerro (Covarrubias)
Caminando entre sabinas, enebros de la miera y encinas
Quiero precisar que la primera vez que recorrí este último tramo del camino (25-05-2017), no observé ninguna señal con el emblema de San Olav que me guiara durante el trecho que me quedaba por hacer (unos dos kilómetros y medio). Sin embargo, cuando lo efectué en otoño de ese mismo año (28-10-2017), ya con el trayecto memorizado, pude observar las conocidas señales de este camino tanto sobre los postes citados como sobre piedras de la ruta, a modo de sello. Empecemos, pues, a describirlo.
Nada más abandonar el ancho camino por el que habíamos andado hasta ahora, avanzaremos por un estrecho sendero de ocre tierra. Inicialmente rodeados de sabinas, enebros de la miera y encinas, con un estrato arbustivo constituido por tomillo salsero y algunas matas de abrótano macho. Nos estamos dirigiendo hacia el sureste.

Camino de San Olav burgalés: Paseando entre encinas, sabinas y enebros de la miera.
Al poco de introducirnos parece haber una desviación a la derecha, poco trazada y aparente, que no debemos seguir, dado que el camino discurre zigzagueando, en ese punto, por la izquierda, como bien nos indica un poste señalizador del camino.

De las Tenadas del Cerro a la ermita de San Olav: restos de fuego ¿Por qué?10-03-2019
Cuando en marzo del 2019 volví a recorrer esta emblemática ruta, me sorprendió observar en este mismo sector, a la derecha, una serie de restos circulares de ceniza y tierra quemada, al menos cuatro, que se adentraban en el sabinar. ¿Qué objeto tiene esto? ¿Por qué han hecho fuego en paraje tan sensible?

Camino de San Olav: áreas circulares de tierra quemada 10-03-2019

De las Tenadas del Cerro a la ermita de San Olav (10-03-2019)

Camino de San Olav burgalés: sendereando apretados entre encinas.
Camino de San Olav burgalés: atravesando un frondoso encinar
Tras recorrer de esta forma, como medio kilómetro de ruta, nos adentraremos en un espeso encinar. Donde la mayor estrechez del sendero nos permite caminar bajo un dosel de ramas de longevas encinas, colonizadas por múltiples líquenes. Indicadores de lo puro e incontaminado que se conserva este bosque mediterráneo.

Caminando bajo un dosel de ramas y hojas de encina, colonizadas por líquenes.

De las tenadas del Cerro a la ermita del santo noruego: líquenes colonizando ramas de encina

Camino de San Olav burgalés: encinas mostrando sus amentos masculinos, cuando quedan unos dos kilómetros para llegar a la ermita de San Olav.
Además, a finales de mayo podremos contemplar sus flores masculinas, amentos amarillos más o menos colgantes. En tanto que los femeninos parecen esconderse más (pequeñas, con cortos pedúnculos).
Tras llanear durante este tramo inicial de unos ochocientos metros, empezaremos a descender. Justo en un punto donde aparece una señal con el emblema de San Olav y el camino parece abrirse a nuestra derecha para ofrecernos una panorámica, al sur y en lontananza, de las montañas de Peña Cervera, el Pico Valdosa y el repetidor de Tejeda.

Mirador de las montañas de Peña Cervera, el Pico Valdosa y el repetidor de Tejeda.

Camino de San Olav: mirador de las montañas de Peña Cervera, el Pico Valdosa y el repetidor de Tejeda.
Luego, el sendero desciende durante unos doscientos metros para, inmediatamente, trazar una curva a la derecha que nos descubre una bifurcación. Por el ramal de la izquierda, el camino se torna ascendente, en tanto que por el de la derecha parece descender impetuosamente. Cuando me adentré hasta aquí en mayo del 2017, me dominaron las dudas, pues no había ninguna señal que me indicara por dónde seguir.

Cuando queda poco más de 1,5 km para llegar a la ermita de San Olav, aparece esta bifurcación sin la señal orientadora del Camino de San Olav. (25-05-2017)
Menos mal que ahora vivimos en la era de la comunicación y de la información. Por lo que gran parte de los excursionistas van bien provistos de sistemas de posicionamiento global, merced a la recepción de señales emitidas por una red de satélites, esto es, de GPS.
Por eso en mayo del 2017, mi aplicación del móvil, con GPS incorporado, me indicó que tanto el camino de la derecha como el de la izquierda conducen al paraje donde se halla la ermita de San Olav. Decidí ir por el de la derecha, dado que el trayecto es sensiblemente más corto y quizá pudiera evitar la tormenta que se avecinaba. Lo que, en ese momento y en ese día, resultó ser una decisión acertada, pues la tormenta con escalofriante aparato eléctrico me pilló en el atrio porticado de la ermita de San Olav.

De las Tenadas del Cerro a la ermita de San Olav: en marzo del 2019 se veían dos señales indicando el camino a seguir durante el último kilómetro y medio de recorrido, para llegar a la ermita.
Cuando volví a repetir esta ruta durante un día luminoso del otoño del 2017, pude ver señales con el emblema de San Olav, que me guiaban por el camino de la derecha, el más breve. Al volver a efectuarla durante la primavera del 2019 pude apreciar el esfuerzo por mejorar la señalización, pues vi los emblemas de San Olav sobre dos planas rocas que custodiaban esta entrada. Una, a la derecha, sombreada por las encinas. La otra, a la izquierda, a merced del sol y de la lluvia, rodeada de sus congéneres pétreos.

Descenderemos por el camino pedregoso de la derecha
Camino de San Olav burgalés: descendiendo por un camino pedregoso arropado por encinas
Nada más coger este camino, observaremos que el lecho arcilloso por el que hasta ahora habíamos caminado, se torna en un inestable piso pedregoso, que no abandonaremos durante un buen tramo (como unos 600 metros). Durante el que descenderemos por una especie de estrecho vallejo, entre laderas cubiertas de encinas que evitan la erosión del declive terreno. Aunque no la presencia y caída de numerosas piedras calizas. Si paramos un poco y miramos atrás, veremos más nítidamente por dónde estamos bajando.

Descendiendo entre laderas pedregosas en pos de la ermita del rey que introdujo el cristianismo en Noruega. Santo, a la sazón.
Al medio kilómetro de descenso por este camino pedregoso, empezamos a ver algo el horizonte. Justo cuando a nuestra derecha aparece un enhiesto paredón calizo, del que parece saludarnos la raíz de una encina, que surge péndula de una grieta superior.

Cuando queda poco más de un km para llegar a la ermita, aparece un paredón rocoso con una saliente raíz de encina. (El crepúsculo amenazaba el 25-05-2017).

Cuando queda poco más de un km para llegar a la ermita del rey-santo noruego, aparece un paredón rocoso con una saliente raíz de encina. (Radiante luz el 28-10-2017).
A continuación, andaremos un tramo más por este pedregal para, luego, encontrarnos, a nuestra derecha, una superficie de tierra, antaño cultivada, que parece estar en barbecho.
Tras proseguir un poco más, ya por un sendero de piso mullido, veremos un vertical paredón calizo que, al nivel del sendero, se abre para dejarnos pasar entre dos colosos pétreos.

Paredón calizo que de lejos parece cerrarnos el paso, próximo a la ermita.

Cerca de la ermita de San Olav pasamos entre enhiestas calizas sedimentarias, tras descender un kilómetro por un piso pedregoso.
Desde que dejamos la señal del Camino de San Olav más cercana a las tenadas del Cerro hemos andado dos kilómetros, con tramos un tanto diferentes. Primero, llaneando entre sabinas, enebros de la miera y encinas. Más tarde, atravesando un denso encinar, donde se estrechaba el sendero. Posteriormente, descendiendo por el ramal derecho de una bifurcación, por el que hemos de asegurar la pisada durante un tramo pedregoso de un kilómetro de longitud. Finalmente, volviendo a llanear por un lecho de tierra y yerba hasta llegar a este paso entre paredes calizas.
Campos de cereales y de nogales previos a la ermita de San Olav
Al poco de atravesar la empalizada caliza, el camino discurre un buen tramo (unos 300 metros) entre trigales, que dejan ver sus espigas teñidas de verde durante el mes de mayo. Luego, a la derecha, observaremos una plantación de nogales, dispuestos en columnas (de tres y cuatro) hasta completar quince ejemplares. Que se yerguen sobre una tierra bien arada por el hombre, con objeto de evitar el crecimiento de diversas herbáceas que pudieran competir con sus raíces arbóreas por el líquido elemento.

Camino de San Olav burgalés: cuando queda menos de medio kilómetro a la ermita, el sendero discurre entre trigales. 25-05-2017

Plantación de nogales a escasos metros de la ermita de San Olav
Ya sólo nos queda avanzar unos pocos metros más hasta que nuestro sendero desemboca en el camino que viene del puente de Valdetorres, muy cerca de Covarrubias. Momento en el que sólo debemos girarnos a nuestra izquierda para contemplar la singular imagen de la ermita de San Olav, con su torre exenta.

Nada más desembocar en el camino de Valdetorres aparece a nuestra izquierda la ermita de San Olav.
En este momento considero adecuado concluir esta entrada, pues el análisis y valoración artística de la ermita de San Olav bien merece protagonizar otra entrada de este blog. La siguiente que veamos.
Dr. Félix Martín Santos
Félix muchas gracias por mostrarnos con tus descripciones y fotografías la riqueza que encierra el Camino de San Olav, me han llamado la atención sus espléndidos quejigares y sabinares. Valoro tu interés, divulgación,cuidado e interés por el Medio Ambiente. Con que mimo y conocimiento tratas todo lo que el camino nos ofrece haciéndonos participes de todo ello. Seguro que nos encantará leer todo lo que nos cuentes de la ermita.
San Olav en el valle de los lobos junto al Arlanza espera al caminante y a quien se acerque en coche o en pie desde Covarrubias. Toda una sorpresa. Sí, en el siglo XXI también se levantan ermitas, consideradas como centros abiertos a diversas formas de entender la espiritualidad y la cultura. Mil gracias, Félix, por tu tiempo, trabajo y amplios conocimientos, que animarán, sin duda, a recorrer este camino.